sábado, 2 de mayo de 2009

Led Cotton 5 - El 5º Cotton de la Trilogía Aumentada Perdida

01:51 de la madrugada. Una mesa redonda. Madera. Vieja, muy vieja. Cuatro sillas. Yo ocupo una, por supuesto. Las otras tres... vacas. Las vacas están sentadas en las sillas. Todas me miran a mi. Tratan de penetrar en mi psique, tratan de obtener algun dato relevante para el momento; quién sabe dónde han estado, quién sabe si no pueden leer mis pensamientos.

Una mueve sus labios emitiendo un sonido pastoso. La miro. Pero era una trampa. Sé que la otra vaca ha movido algo también, pero no he llegado a verlo. Y era crucial. Ahora quizá todo esté perdido. O haya estado perdido desde el comienzo. No tenía nada que perder, así que les seguí la corriente.

-Envido-canté.

Las vacas se concentraron en sus cartas. Tuve un momento de relajación mental, y aproveché a sonreir. Parecía que habían pasado años desde la última vez que lo había hecho.

Pronto, dos de las vacas se negaron. Pero la tercera me mantuvo la mirada. ¿Había pisado en falso?

-Real envido- contestó moviendo exageradamente la boca. Sus ojos idiotas sólo quitaban capas de mi ser para revelar mi miedo más profundo.

Ya era la 01:56. El tiempo vuela cuando jugás al Truco con vacas extraterrestres. Para alguien, seguro, mi situación era cómica. Pero para mi, no lo era. Sentí que el corazón corría.

No tenía nada que perder, así que me arriesgué, en una lucha de voluntades.

-Falta envido-repliqué, desviando toda mi energía a evitar que mi voz temblara.

La vaca miró sus cartas. Una de las vacas que había negado el envido la miró. ¿Se estarían comunicando con su lenguaje psíquico? ¿O estaban prediciendo el futuro? ¿O Watchmen me había tocado la cabeza? No, no. Era posible que se leyeran las mentes.

La vaca cerró los ojos y masticó un trozo de hierba que su lengua encontrara escondida en sus encías.

-Quiero-dijo.

Sentí que me iba. No podía soportar mucho tiempo más; el resultado de esa jugada iba a definir el partido, y posiblemente mi estado vital minutos después. Tragué saliva, pero volvió hacia arriba. Ya no respondía de mis músculos.

-29-dije, con un dejo de temor en la voz. Podían ser esas mis últimas palabras, de eso estaba seguro.

En algún lugar se oyó un chasquido. ¿Había sido una puerta abriéndose? ¿El martillo de un arma?

La vaca miraba sus cartas, sin emitir palabra. Tenía el ceño vacuno fruncido; miraba las cartas como si le estuvieran cuestionando sobre el apoyo de la Corona Española en la conquista de América, o acerda de dónde podía conseguir un buen Ungüento a esas horas de la noche.

Temí, más que nunca, por mi vida. Conocía esa estrategia. La vaca había ganado, y sólo alargaba mi agonía. Pronto me demostraría que tenía más que yo; daría el partido por cerrado y me perforaría la cabeza con un golpe de ubre que Dios unicamente sabe si no mutaron en pequeñas máquinas de asesinato... y todo en menos de lo que mi cerebro podía susurrarme "Ay Dios".

Antes que siguiera lamentándome, la vaca golpeó las cartas de su mano contra la mesa.

-Loco, ¡no se puede jugar así! Andate a cagar.

Acto seguido, se levantó y se fue por una puerta que tenía cerca.

-Perdonala, está así desde que la dejó el Robert.

-Sí, no tengo drama, pero... ¿cuánto tenía?

La vaca se aproximó a las cartas y se fijó. No reaccioné, podría haberle dado un golpe de karate mortal en el peceto, pero no reaccioné a tiempo, la PUTA MADRE.

-26.

-Qué burro.

-¿Jugamos otro?

-No, no, tengo que ir al baño. ¿Donde está?

-Al fondo a la derecha.

-Como siempre-murmuré.

Una vez en el baño, destrocé la cerradora de la puerta con un palo que convenientemente estaba colgando de la pared bajo un cartel que rezaba "Use para trabar la puerta en caso que necesite meditar". De alguna manera, que hubiera mutilado la cerradura iba a protegerme. Confiaba en eso.

Me senté en el inodoro y me puse a pensar. Tenía que encontrar la salida, pronto. Me iban a matar ahí dentro.

Entonces fue cuando me dije "no, imbécil, la gente eligió que gobernaras con PUÑO DE HIERRO"

-CIERTO, LA PUTA MADRE

Salí del baño corriendo, agitando los brazos y meciéndolos y bailando Ska al tiempo que gritaba "chkt chkt chkt". Se nota que alguna vaca se asustó y me dió con algo en la cabeza, porque caí frito sobre el suelo.

Me desperté en una conveniente silla con convenientes ataduras y rodeado de convenientes vacas. Un par masticaban. La mayoria me miraban.

-Sabemos lo que eligió la gente. Eligió el puño de Hierro. No te podés negar, boludo.

-Ok. No me voy a negar. Explíquenme cómo tengo que gobernar con el puño de hierro.

-Bueno, primero que nada, necesita ponerse este bigote falso.

Me pasó un mostacho. Me lo puse.

-Ahora tiene que leer éste libro. Lo debe conocer por el nombre.

-¿"El príncipe"?

-"Recetas" de la monja esa.

-Ah.

Y así pasaron las horas. Terminé con varios libros que leer, un bigote, una peluca colorinche, ropa colorida, un gorro alegre y divertido. Me lavaron el cerebro: Me di cuenta que los cds truchos eran malos, que la política Neoliberal cuadraba en Sudamérica y que El Ritmo Que Te Hace Bailar es delicioso.

No sé si pasaron meses o años, el tiempo, como dije, no pasaba. Me enseñaron de su cultura. Las vacas no eran malas. En realidad, un grupo llamado "Los Peroncitos" eran los encargados de la dominación intergaláctica. Tenian un grupo de sindicatos que entre otras cosas, subía la inflación, hacía llover y ponía presidentes dudosos en Sudamérica. Me hicieron un cuestionario, para conocer mi pasado y hacer toda una historia de fondo.

-¿Nombre?

-Piotre.

-¿Apellido?

-Fernet Branca.

-Usted miente.

-Sí, pero porque tengo sueñito.

-¿Sería capaz de matar?

-Sí.

-¿Qué ve en esta imágen?

Era una foto de un océano.

-Veo un océano.

-¿Qué dice aquí?

-Me mostró una nota.

-"No sé".

-No me extraña, todos los humanos son unos soplaquenas.

Las vacas se miraron entre ellas entre carcajadas. Yo me limité a bajar la cabeza. Era la 42º vez que caía en esa trampa.

Después de tener una historia de mi, se la inculcaron a la población mediante sondas anales. Yo miraba todo esto desde una pequeña jaula. En otra jaula vecina estaba Clinton, y en otra, Obama.

-¿Cuánto hace que estas acá, Clinton?

-Hace muchou-dijo Clinton, sonriente.

-No sabía que eras un Deadhead.

-Nou, muchos no lo sabían. U. Me gustaba tirarmei en el pastou a fumar hierba y ver como todou volaba-me dijo entre sonrisitas.

-¿Y vos, Obama?

-Yes, we can!

-Si, pero... ¿hace cuanto?

-Yes, we can!

-Clinton, me quiero escapar de acá, pero la gente eligió otra cosa... ¿Crées que debo seguir su elección?

-You nou sé, no me hables de democracia. Estaba todo el dia cojiendou a la Lewinsky.

-¿Y vos, Obama? ¿Creés que debo traicionar a la gente?

"Yes, we can!"

Y en el rostro de la oveja asesina, me vi reflejado. Yo había sido como ella. Y tenía que actuar rápido. Qué bien se te ve...

-¡Sí! ¡Me voy a cagar en lo que dice la gente! ¡Voy a hacer lo que se me canta!

Me decidí a esperar a las vacas en mi jaula con jacuzzi. Cuando se presentaron, les pedí que me llevaran ante su líder. Hice todo esto en una fecha estratégica... el 4 de agosto del 2014.

Cuando estuve frente al Gran Vacuno Porcino, que era una bestia bastante elegante para ser una degeneración de una mente nefasta, comencé.

-¿Sabe qué estuve pensando? Estuve pensando acerca de eso de dominar con el puño de hierro...

La vaca asintió, mientras se frotaba los dedos.

-¿Sabe qué día es hoy?

-27 de octubre.

-Eh... si, por eso. Le... venía a decir que ya estoy listo para gobernar con puño de hierro.

-¿Y los documentos?

-Acá los tiene.

Le extendí un fajo de papeles que había enrollado cuidadosamente con pegamento. El pegamento tenía un cable que disimuladamente se enrollaba en la mitad de mi torso hacia el control remoto que tenía en mi mano derecha.

-Acá falta el cero doce-exclamó la vaca.-Ningún dictador puede comenzar su gobierno sanguinario SIN EL CERO DOCE.

-Te voy a dar un cero doce-le dije, mientras presionaba el control remoto.

Entonces, todo fue una nube de colores extraterrestres. Pasaban a través de mi cabeza, se fundían con el cosmos, los infinitos tonos de esos colores habían inspirado al creador a ejecutar su pieza maestra--

-¿Qué es eso?

-Confetti-contestó una vaca que hacía guardia junto a la Gran Madre Vaca.

-La puta, no me sale una bien hoy... No quería llegar a esto, pero... ¿viste mi foto?

-¿Qué foto?-preguntó la vaca, confiada, con esos ojos de idiota.

-...

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a) "La de tu culo y mi choto" (Opción para los valerosos: Sólo Dios sabe qué le espera a Piotre despues de insultar a la Madre Vaca. Viene con un par de Sandalias de regalo para caminar las arenosas arenas del Desierto de Gobi en el exilio eterno)

b) "Esta foto, es de mi cuando era chiquito. Estoy en bolas, ¿no es tierno?" (Opción Gómez Torres. Ante una metida de pata, y una reincidencia, una escapatoria apelando al lado sensible de una criatura milenaria que es conocida por su despiadada obsesion con el asesinato. Viene con un paquete a medio comer de Merengadas.)

c) "...creo que me cagué." (Opción para el oportunista, tómela, YA, y gánese unos segundos para pensar en cómo va a escapar de esa situación de mierda. Viene con nada de regalo, y un nada de moñito. Linda cubierta de nada recubre la nada en medio.)

d) "Esta foto. ¿No la ve? ¿Está ciega? ¡La Vaca Madre, ciega! ¡Debemos matarla!" (Opción Oportunista Remixada. Agregados 20 segundos de solo de Caja China. Le regalamos más .)


Queremos dar las gracias especiales a la fundación Padre Frechero que nos dió los baldes de Ácido que consumimos esta semana luego de que nuestro usual vendedor chocara contra un islote en Villa Devoto. Muchas gracias, Frechero.

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