martes, 6 de julio de 2010

De Cómo El Capitán Anarquía Se Enfrenta A Un Apéndice Del Estado Burgués Y No Supera Su Idea De Que Escribir El Titulo En Mayúsculas Mejora Todo.

La otra vuelta decidí tomarme un descanso de mi febril rutina de ingerir hongos alucinógenos y luchar judicialmente contra la marejada de pitufos sin hogar que genera el hábito antedicho y pensé en hacer algo que me relajara. Lamentablemente los hongos se me habían acabado y Rogelio Rojas, abogado del NDI, me aconsejó que desantendiera ésta y otras adicciones (entre las que se cuentan buscar los decimales del número pi y compararlos con los patentes de los autos que pasan por enfrente de mi guarida (con el fin de comprobar que soy patético) y construir el primer Jenga de piezas cliíndricas) y me dedicara exclusivamente al relax. Lamentablemente esto fue en una charla teléfonica donde yo lo escuchaba realmente mal y malinterpreté su mensaje, volviéndole a ver recién tres meses después cuando me arrestaron por vender relojes falsos.

Me pidió de rodillas que me tomara un tiempo porque no podía hacer tiempo para sacarme a mi de prisión por mis felonías menores, limpiar el nombre del Capitán Yugular! ante sus declaraciones públicas (apoyando activamente la ley mordaza de Italia, defendiendo en Holocausto, explicando los motivos cósmicos por el cual el atentado a la AMIA fue un sacrificio por el bien mayor (todo esto en términos de su religión donde, entre otras cosas, el Tobogán de la Suavidad de Dady Brieva ocupa a la vez los lugares de Deidad, Profeta, Templo Sagrado y Wing Derecho) , justificando el precio de la merluza y negando el Holocausto, todo ello en una misma oración de quince palabras), protegiendo la imagen de Petardo Maracaná tras la trascendencia de la información que indica que es hincha de Central, archivando las nuevas órdenes de restricción contra Lord Garchen para compararlas con las viejas y comprobar que los nombres son los mismos y que ese muchacho no aprende más, y manteniendo a los restantes miembros en el sano silencio que evita que se metan en problemas mediante CUALQUIER método necesario.

Así que decidí tomarme un período para descansar y reflexionar, durante el cual hice cosas que nuevamente según el consejo de Rogelio no debería revelar. Pero entre pitos y flautas (sí, una de esas cosas fue unirme a la primera orquesta exhibicionista del país) se me pasó el tiempo sabático. Porque una de las cosas que hice, y la que me motivó a escribir, fue hacer algunas molestas diligencias que había de sacarme de encima, y hubo una en particular que me hizo conocer nuevos niveles de exasperación que sólo fueron superados cuando hace poco vi un metegol hecho en España que formaba con 3-3-4.

(Nota al pie: al momento de escribir esto, estoy escuchando una radio religiosa gallega que inexplicablemente pasa un blues bueno tras otro. El efecto de escuchar Texas Flood de Ray Vaughan intercalado con El Mensaje De Dios, Entregado De Puño Y Letra Del Creador En Una Tablilla De Oro Puro A Paco Nuestro Sonidista influye, espero, positivamente en mi psiquis, dándome un plus de vivacidad y de Resistencia A Escarcha).

Les ofrezco mi vivencia:

CAPITÁN ANARQUIA
VS.
SECRETARÍA DE TRANSPORTE

Me habían informado que para solicitar las cosas necesarias para dar el curso para la obtención de mi licencia de conducir (requisito necesario para revalidar mi membrecía al Club De Persecución De Viejas Que Circulan Cómicamente Lento En Avenidas) me tenían que dar un turno en la Secretaría de Trasnporte, y que esos turnos se acababan aproximadamente a las seis de la mañana, por lo que tenía que hacer acto de presencia a una hora groseramente temprana en aquella institución que queda de mi guarida a una distancia equivalente a la que separa a Oslo del bache de Bolívar y Los Andes.

Resignado, me tomé el bondi (dejé las llaves del Audi dentro del Mercedes que me afanaron en la esquina de Chocolate Granizado y Karadagian poco antes de que despertara y abandonara la Ciudad de los Sueños) a las 5 de la matina con el frío invernal dándome nalgadas y susurrándome "Te gusta zorrita eh". Tras cuarenta minutos de dormir-despertar cabeceando los centros que me tiraba Morfeo, arribé a mi destino y nuevamente el frío me hizo suyo mientras hacía la cola necesaria para que me den un número (no crea el lector que me rebajo al comercio carnal con empleados públicos en estas situaciones; dejo eso para cuando debo pagar los impuestos).

En algún momento tras comerme una espera interesante un tipo me dijo que vendría un policía a dar los numeritos. Finalmente el hombre de azul llegó y entablé una amable conversación con él. Una vez que Tito Valentino se fue, ví que venía el milico. (¿Creen que me disculparé algún dia por ese chiste? Jamás.)

El cana en cuestión no era gordo. No era obeso. Ni siquiera era el estereotipo de policía panzón. Era algo por encima de ello. Cualquier epíteto le queda pequeño a semejante inmensidad, a lo inverosímil de que aquel ridículo uniforme azul pudiese contener a lo incontenible, lo inconmensurable, lo completo y total de su persona física. Aquél hombre era el sueño húmedo de un caníbal hambriento, era más fácil saltarlo que darle la vuelta, era una pila de papadas superpuestas que se ensanchaban y achicaban moldeando caprichosamente una mole de materia cuyas formas respetaban sólo ocasionalmente los estándares de lo que es humano. Y movía ritmicamente su buzarda (probablemente tomando como patrón de movimiento el ritmo de este tema) por al lado de la fila, repartiendo los papelitos que eran como el Santo Grial para nosotros, los cruzados de la burocracia del transporte.

El cana caminó lentamente. Llego hasta el tipo delante mio en la fila. Le dio su papelito.

Expectación. Yo sudaba. El cana me miró.

POLICÍA: Atención, se acabaron los numeritos. Los que no tienen van a tener que volver mañana.

Para graficar la situación aún más y forzar al lector a sentir lo que yo sentí, la persona INMEDIATAMENTE ADELANTE MIÓ RECIBIÓ SU PAPEL, Y YO NO. ES PRECISO QUE SE ENTIENDA ESTO. MI FRUSTRACIÓN Y SENTIMIENTO DE IRA EN AQUEL MOMENTO SÓLO ES SUPERADO POR EL QUE ME ATACA CUANDO SE ME TRABA EL BLOC MAYÚS.

Esto era inaceptable. Apelé a razonar con el hombre:

Anarquía: No puede ser que no haya más numeritos.
Policía: Es así maestro.

Apelé al cuestionamiento:

Anarquía: ¿Está seguro?
Policía: Sí.

Apelé a la persuasión:

Anarquía: ¿De verdad, no puede darme número?
Policía: Sí.

Apelé al descreimiento:

Anarquía: ¿Es joda?
Policía: No.

Apelé a Pelé:

Anarquía: Si no me da número lo voy a denunciar por debutar con un pibe.
Policía: ¿Me está amenazando?
Anarquía: Sí. Lo estoy amenazando. Lo amenazo a usted y por extensión a todo lo que representa: lo amenazo a usted, amenazo a la policía, amenazo al monopolia de la fuerza, amenazo al Estado, al orden mundial. ¡Amenzo a todo aquello que está mal en el mundo: la impunidad, la corrupción, la burocracia cuyas ruedas están aceitadas por la más espesa de las negligencias, la opresión de la que todos somos parte por renovar cada día un pacto tácito por el cual damos derecho a personas como ustedes a disparar sus armas contra nosotros, el hecho de tener que levantarme a las cinco de la mañana en invierno con un frío que hace que hasta los hinchas de Racing sientan un leve frescor, el azúcar en el mate, el truco con flor, el bache de Los Andes y Bolívar, el hecho de que un paquete de tentación cueste cinco (CINCO) pesos, las enumeraciones innecesarias, Revolution 9 de los Beatles, la cara de Niki Lauda, y todo lo demás!
Policía: ¡Contra la pared!
Anarquía: ¡Jamás, SOLDADO DE BABYLON! ¡PODER DEL JAH!

(Anarquía agrede al oficial y emprende su fuga. Una vez que toca los acordes conlcusivos de Fuga en Mi Menor, arroja su copia de El Clave Bien Temperado al policía y emprende su escape. El policía dispara impiadosamente su arma contra nuestro héroe, que sintiendo del beso fatal del plomo cae a la calle boca arriba, mirando al cielo y murmurando "Perdónalo, padre, pues no sabe lo que hace", mientras una lluvia de pétalos de margarita cae sobre la esquina de Roca e Independencia y una música celestial llena el aire, hasta que el policía cae de rodillas y grita "En verdad, he visto El Zahir" y se quiebra y llora lágrimas que a la vez son agua y sangre y CINDOR SHAKE, y el cuerpo ya inerte del Capitán se eleva hacia el cielo mientras todo el mundo comprende que el Todo vuelve la nada y que el Universo, todo lo que Fue, Es, Será, Pudo Haber Sido y Podría Haber Hecho De Mi Vida Si No Me Hubiera Casado Con Este Idiota se unifica y se asocia en aquel punto conclusivo y final).

FIN

¡Ok, tal vez exageré, pero deben comprender el efecto que LOCOMIA (ver link de la 'música celestial' en caso de haber sido tan impertinente de no abrirlo, es totalmente relevante a esta historia) tiene en mi persona! Retomemos desde donde los movimientos de los gráciles bailarines de Locomia robaron mi capacidad de pensar con claridad en cualquier cosa que no sea bultos grandes:

Apelé al descreimiento:

Anarquía: ¿Es joda?
Policía: No.
Anarquía: ¿Y ahora que carajo hago, levantarme otro día a las cinco de la mañana para repetir esto?
Policía: Hay otras opciones...
Anarquía: (Acercándose, adoptando un tono cómplice) ¿Como cuáles?
Policía: (susurando) Locomia.
Anarquía: ¿Qué?
Policía: Disco Ibiza Locomia
Anarquía: Moda Ibiza Locomia
Locomía: LOCO IBIZA LOCOMIA SEXO IBIZA LOCOMIA
TODOS: Looooooooooocooooooooomia


Una vez más, el día es salvado por abanicos y trajes coloridos rellenos de hombres con un gusto inapropiadamente pasional por la carne en barra.

¡Perdón nuevamente, mis queridos lectores, pero nadie podrá negar el irresistible poder hipnótico de estos graciosos hombrecillos y sus movimientos que causarían una devalución caótica si Gay fuera una moneda de curso legal! Aceptemos estas disgresiones en mi relato como quien acepta que el abuelo de la familia, en medio de su amable cháchara dominguera sobre asado y fútbol, interponga inesperadamente un comentario sobre la cantidad (aproximada) de condenas no basadas en la pena de muerte si él tuviese el control del sistema legal actual (Pista: ninguna).

Apelé al descreimiento:

Anarquía: ¿Es joda?
Policía: No.
Anarquia: Ok.
(Anarquía se marcha caminando lentamente bajo la lluvia. El Policía lo ve alejarse y llora por el amor que se ha anidado en su corazón y que nunca ha podido revelar y que, aunque los médicos insistan en llamar "Tumor en el pericardio", sabe que es tan solo el poder de un sentimiento no correspondido).

Sé que ustedes saben que detrás de esta fachada de conformismo y resignación se esconden mis auténtivos sentimientos de conformismo y resignación. Pero quiero que sepan que ese día, apenas regresé a mi casa abatido y derrotado, lo primero que hice fue anotar a la Secretaría de Transporte Municipal en un alto lugar de mi legendaria Lista Negra, donde, como en todo aquello que pueda recibir el calificativo de "negro" están los causantes de la ruina de nuestra civilización.

Sólo quiero decirle a la Secretaría que espere una pronta revancha, o mejor aún, que no la espere, cosa que no tiene ningun sentido, porque si a mi viene una persona con la cual jamás tuve trato directo y me dice "No esperes un asalto anal de mi parte, jamás" yo tomaría aún más recaudos. No es que me pase. A diario. De cualquier manera, guardaos de mí: como enemigo soy implacable. Poseo el ojo vigilante del Lince, la voracidad insaciable del Tiburón, la fina velocidad del Jaguar, la grandeza imponente del Makro y los maravillosos precios de Maxiconsumo.

Desde mi fortaleza secreta les deseo a todos una próspera jornada y valor. Se avecinan tiempos oscuros que sólo podemos enfrentar a través de la unidad, la desobediencia y el total apego a las conductas dictadas por los miembros de Locomia que, de más está decirlo, se encuentran en un plano mental superior donde predominan los genitales masculinos y los tonos carmesí. Salud.

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