lunes, 29 de diciembre de 2008

¿Quién es la policía cerebral? No importa: acá tenés google

Sí.

¿Te acordás que esta categoría estaba más muerta que Dios? (chiste de filósofo #1) Bueno, ha revivido, y está más viva que nunca, gracias a los sujetos de Batán y del resto del mundo que utilizan el Google como herramienta de dominación ideológica-cultural.

Pero, ¡vayamos al grano! Hoy quiero compartir con ustedes algunos de los términos más interesantes en meses!

La lista abre con varios "define:x", donde "X" es un número comprendido entre N, R y cualquier cosa que puedan imaginar (emo, catedral, virgen, puto, pentagruel, les paul, john paul, cotton cono, etc.)

Pero como sabemos eso es más aburrido que jugar sólo al Yenga, así que hay otros términos interesantes, como, por ejemplo, musica de catunga (el CATUNGA es una leyenda urbana); o sarpullido en el pene (otra mentira inventada por la gente de la vieja escuela que no quería que los jóvenes se tocaran, a base de amenazas y crecimiento de ramificaciones en el precioso).

¿Que se quiere ir? No puede, todavía. ¡Si ni siquiera vio usted el papanuel volando con su trineo! ¿Qué le extraña más? ¿La frase toda, "papanUel" sólo, o la idea de que alguien lo busque en google? No importa, porque ahí llega quiero ver video de acuasol de mar del plata 2008, y trae masitas para tomar la leche. Sabe que πέοσ suele comer mucho.

¿No se queda para el té? Ok, no le puedo impedir que se vaya. Déje que video de tortiyeras que tuvieron con chiche le abra la puerta de la casa. Ah, tenga cuidado. Es una zona peligrosa; puede que se encuentre con descarga canciones de jonni el polaquito ami selular. ¿No quiere que lo acompañe? Yo sabía que sí.

Esta ciudad ya no es lo que era. Con rapidshare peneana rapidshare como intendente, los rufianes están por todas partes. Un hombre como yo tiene que hacer maravillas para llegar a fin de mes, y encima tiene que contratar a un portero y guardaespaldas (cual es el nucleo del sujeto de mi perro se cago en el campo grande) para que no aparezca un, no sé... una cancion escrita del polaco por que te fuiste y lo asalte a uno...

¿Se toma el colectivo? ¿Va para el centro? Qué casualidad, yo también. Voy para hongo inguinal. ¿Usted a donde va? ¡Ah! ¿A una costra negra en el pene? Queda cerca de mi destino; asi que lo acompaño.

¿Vió que asaltaron el ultimo lugar donde toco johnny el polaquito? Sí, pero no se sorprenda. Con la gentuza que vive por acá, ya nada me sorprende. El otro día, asaltaron a la esposa de mi tía, buscar videos de comadrejas. Le robaron todo, incluso cinco paises de america del norte. ¿No ve que esto no tiene salida?

Acá llegamos. Lo acompaño, no tengo horarios yo. Ah, sí, le cuento. Dicen que el intendente tiene tratos con escritos acerca el poema juguete del cañaveral por ruben suro, y que le pasa la droga que reparten como llevar la tasa de transferencia de una descarga y vuelve n.d.i acá a una cuadra. Venga, acompáñeme. Dele, no le va a pasar nada.

-Hola.
-¿Contraseña?
-ошибка: файл был удален по истечении м%d (chiste filosófico #2)
-Puede pasar.

Venga, no se quede atrás. ¿Ve? Acá compra uno. ¿Qué hacés, como dejarse crecer el cabello y dejarlo como jim morrison? ¿Cómo anda tu esposa? ¿Para el orto? Me alegro. Che, tenés idea si ya llegó que es bueno para el sarpullido en el pene? ¿Sí? Ah, damelo (chiste filosófico número #3).

Ya nos vamos. Che, la niez como en las historietas, decile a sacando la pollerita porno que pase una feliz navidad.

¿Vio? Ese es el under de nuestra ciudad. Es ese hijo de puta de definicion de ojea, él es el que maneja todo acá. Lo acompaño hasta su casa, ahora sí.

¿Es acá? Qué lindo hipopotamos copulando. Bueno, nos vemos. ¡Tenga cuidado con cosas caseras para penetrar!

Chiste #1: Friederich Nietszche, filósofo de algun país de Europa (si no es Alemania o Austria, le pego en el palo) que sostenía que "todos son unos putos".

Chiste #2: Albert Camus, filósofo checo que peleó por los derechos de los niños en el Street Fighter Alpha 2.

Chiste #3: ¿Cómo le va, Elena?

lunes, 22 de diciembre de 2008

Las aventuras del Cotton, segunda entrega: ¡CATUNGA!

(Nota del Capitán Anarquía: Si quiere entender algo de esto, va a tener que leer la 1º Parte de "La Odisea del Cotton")

Resumen: Piotre se encuentra encerrado en un Supermercado de la vasta línea Cotton. En él, encuentra a Tetraedrón, un viejo que le dice que no reabrirán el Cotton hasta que no se resuelva la crítica situación económica de la cadena Cotton (y como son las cosas en este país, eso puede demorar años). Piotre, después de amigarse con el viejo pompón, lo sigue hasta el encuentro de los demás sobrevivientes en el supermercado. Sin embargo, cuando está llegando, comienza a sentirse extraño, con un ritmo tropical invadiéndole las caderas, y siente que la lata de arvejas le susurra...

¿Tetraedrón es quien parece? Robocop parecía un tipazo, y miralo ahora.

Miré la espalda del viejo. Tenia una joroba. Me percaté de su ganchuda nariz, sus ojos vidriosos, propios de un viejo. Verrugas, arrugas, palito, bombón y enano. De un segundo a otro, esa esperanza en medio del supermercado Cotton se había vuelto una amenaza, un objetivo a exterminar. Me di cuenta que estaba narrando en 1º, y el primer update de hecho era en 1º, así que me decidi.

"Tirale la lata de arvejas", me susurró la epifánica voz de miles y miles de personas, al tiempo que algunos gritaban "Me cogí a mi sobrinita", y "costra negra en el pene", y otras incoherencias. La vista se me nubló. El viejo no habia recorrido más de diez metros...

¿No eran veinte? ¿Habia retrocedido? No. Era yo. Estaba del ojete.

Agarré la puta lata de arvejas y la miré. "Alverjas primer precio", rezaba la etiqueta. Era pesada. Muy pesada. Sentía que algo se movía dentro. ¿Y eso?

Algo se habia movido en el estante de al lado. Era un saco de Super Skip Intelligent.

"MATALO." Movía sus rollos exquisitos de papel especial de envoltorio de jabon en polvo. "MATALO", repitió. Las arvejas abogaban por un cambio de gobierno, también. Y entonces comprendí que aquel viejo era una amenaza, y que me iba a apuñalar por la espalda cuando yo me diese vuelta. Tetraedrón. ¿Qué nombre era ese? Seguro se había reído de mi, en mi propia cara.

Levanté el brazo en el aire, y lo extendí hacia atrás todo lo que pude. Era casi imposible no oir los gritos de horror y éxtasis enfermizo de todos los productos del ala donde me encontraba. El Yogurísimo, la caja de fósforos, los trapos de piso, el hecho en balde, hasta las arvejas, gritaban y danzaban para que matara al viejo. No me detuve a pensar si me estaba volviendo loco; probablemente ya estuviera todo perdido. Además, en toda historia se necesita a un loco que rompa la frágil y perfecta paz que hay en situaciones tensas y límites como aquella en la que todos nos encontrabamos.

"Todos." Mis unicos amigos eran los productos de aseo personal. Comencé a sospechar que los embutidos trataban de comprar mi amistad con promesas imposibles, con imágenes de tierras como las de las portadas de los discos de Yes. Y los yogures ya no eran mis amigos, eran la oposición que quería destronarme.

"¿Donde estás, jabón ala?", pregunté en la oscuridad. No tuve respuesta.

"Ok, boludo, se hizo demasiado larga esta escena. Tirá la lata de una vez", rugió una lejana y solitaria botella de Syrup.

Extendí el brazo hacia delante y lancé con todas mis fuerzas la lata de arvejas, que se despedía con lágrimas en los ojos para cumplir su divina misión. Le prometí que volverían los días felices, pero creo que el vuelo y la presion interna llevó a cabo le reventó las arvejas interiores.

La lata voló, y el pasillo se hizo largo, largo, más largo... las heladeras me puteaban, los de limpieza me calificaban de vendido, y una voz en mi mente no paraba de repetir "costra negra en el pene". ¿Qué significaba? ¿Alguna clase de código?

Todo fue en cámara lenta. La lata voló, e impactó de lleno contra la cabeza de Tetraedrón. El hombre se detuvo en seco, y susurró ahogadamente "Hijo'una gran puta...", mientras caía al suelo. La caída fue dramática. Entonces, comenzaron a abuchearme, todos a la vez, mientras que la lata de arvejas rodaba y se detenía, y lloraba, "¿por qué?, ¿por qué...?, I like to be here when I can..."

Todos gritaban, y yo sentía que me alejaba. "Gorila", me gritó un escobillón. Las lavandinas, mi amigo el hecho en balde, hasta el queso de máquina, del que yo era casi hermano, me gritaba y me insultaba. Pude ver sus rostros: llenos de furia, desfigurados por el odio. Dejé de sentir las piernas, y caí al suelo, y sobre mí cayeron los insultos...

Todo se volvía oscuro, más oscuro aun... ¿Supermercados Cotton?

Desperté en mi cama, en mi casa. Casi caigo de la cama al incorporarme. Esa no era mi casa. Las paredes estaban cubiertas de hierro; tenía un poster de "Los grosos", con la leyenda "¡CATUNGA!" escrita en amarillo fosforescente. No habia ventanas, ni puertas. Estaba yo y... Tetraedrón. El viejo estaba sentado en una silla, junto a mi. Tenía un bastón, y los rulitos que llevan los judíos.

"¿Dónde estoy?", pregunté.
"Me tiraste la lata. ¿Sabés como se le llama a eso? Ser forro."
"¿Por qué pregunté donde estoy si se que es mi habitación?"
"Porque esto es una mierda, por eso. La cuestión es que me tiraste la lata, ¡CATUNGA!. Y ahora te voy a devolver el favor."
"No, por favor. Lo que vaya a hacer, no lo haga."
El viejo se detuvo en seco. "Te iba a desamarrar y dejarte ir, pero ya que lo decís..."
"No, dejeme ir, se lo suplico."
El viejo habia dejado de oirme. Se había vuelto hacia la mesa donde yo solía dibujarle bigotes a las fotos de mis compañeras de trabajo. Sobre la mesa, alcancé a ver una botella plástica, pero en cuanto iba a leer la etiqueta, una luz se encendió sobre mi cabeza, cegándome. Era una de las lamparas que el FBI usaba en los interrogatorios.

"¿Te acordás de la propaganda de Suavecito?"
"Sí", respondí.
"Habia una en la que el chiquito cantaba emulando a un rockero... ¿lo recordas?"
"Sí."
"Bueno, en realidad, ese pendejo de mierda se burlaba de MI. Y nadie me creía. ¿Entendés?"
"Sí," respondí. Comencé a temer por mi puta vida.

El viejo se volteó y agarró algo de la mesa. Era un plato, lleno de algo que intuí, era Suavecito.

"¿Cuál es la contraseña?"
"¿Qué?", pregunté.
"¡CATUNGA!", gritó el viejo, y me tiró el liquido en la cara. Supongo que no bastó lo que grité mientras sentía que los ojos se me salían. El viejo reía y reía. Al menos no me arrepentía de haberle tirado la lata de arvejas.

"Tetraedrón, por favor, dejame ir."
"No, no. Recién empezamos. Ahora que ya sabés que el rubio me perseguía en sueños..."
"Estas drogado, viejo. Dejame ir, te lo suplico. Quiero salir de acá, irme del Cotton. Quiero volver."
"No estamos en el Cotton."
Eso me desconcertó. Mientras el viejo se daba vuelta y ponía un tema de Chuck Berry, yo trataba de ver donde era que estábamos. No era mi habitación. Era una aleación entre...

"Ay, la puta madre. Estamos en la carnicería del supermercado"
"Sí."
"¿Y por qué dijiste que no estábamos en el Cotton?"
El viejo miró el techo, pensativo.
"No se", dijo. Y agregó, "¡CATUNGA!"

Sacó del cajón una botella de aceite de bacalao. ¿Qué mierda iba a hacerme? ¿Cómo mierda podía liberarme? Ese hombre me estaba torturando con elementos del supermercado, que otrora yo no hubiera creído que eran un peligro.

Mientras llenaba una cuchara con aceite, me preguntó si sabía que Palito había dicho que Charly estaba como nuevo.
"No, no escuché nada. ¿Qué tengo que hacer para que me dejes ir?"
"Nada. Cuando termine de torturarte, te voy a empujar por la ventana, y vas a caer en el depósito de vacas zombies, donde miles han perecido por obra de los vacunos hambrientos.

Ok. Empecé a respirar hondo. No iba a dejar que un viejo de mierda que encontré en un supermercado me tirara a un pozo ciego con vacas no muertas. No era el Warcraft, eso. Era la vida real. ¿O no?

"¿Esto es un sueño? Porque me duele lo que me hacés..."
"Shhh. Aca viene el aceite..."

El tipo se colocó la cuchara en la nariz, y aspiró. El aceite desapareció sin más.

"¡Repositor! ¡REPOSITOR! ¡Acá hay un... CATUNGA!", gritó el viejo con voz ahogada.
"POR DIOS, déjeme ir. Esto es demasiado para un mortal."
"Vos no entendés, Piotre. Esto no es un juego--CATUNGA. "Los grosos", son un juego. Palito, bombón, enano. Eso es un juego. Pero te necesitamos vivo... todavía..."
"¿Qué mierda pasa acá? ¡Contame lo que sabés!"
El viejo inhaló el resto de aceite que quedaba en la cuchara, comenzó a narrar la historia.

"Esto empieza en la época del Frigorífico, allá por 1880. Uno de los primeros frigoríficos que se instalaron, Swift, fue víctima de rumores que decía que inoculaban en las vacas un suero que las volvía... una clase de Super-Vacas, con mayor capacidad pulmonar, mayor rendimiento en clase, adhesión al proyecto y compañerismo hacia los demás colegas... principalmente, les pichicateaban para obtener mayor cantidad de carne, pero no se dieron cuenta que las vacas desarrollaban una especie de defensa hacia el martillo con el que se las mata..."

"Probaron el suero con una decena de vacas, y pronto se dieron cuenta de su error. Las vacas soportaban cuantos golpes les dieran--"
"
¿Vos me estás cargando? Decime que sí."
El viejo me ignoró.

"Cuando se hartaron los brazos, y las vacas seguían mirándolos impasivas, con esos ojos de vaca mogólica, pero vaca buena, decidieron cancelar el proyecto, y volver a las vacas tradicionales... pero tenían que esconder, encubrir, de alguna manera, las vacas mutadas que habían tratado de matar infructuosamente. Uno de los empleados sugirió que hicieran un hoyo en la tierra y las enterraran. Otro dijo "Pachanga, mami", y otro propuso que se hiciera una vacuna contra el suero que habia iniciado todo. Luego de una reunión, decidieron hacerle caso al primero, darle un contrato discográfico al segundo, y al tercero le pegaron un tiro y lo tiraron al río de la Plata..."

"Cavaron un hoyo enorme, como de mil metros cuadrados..."
"
¿De cuánto? ¿Mil metros cuadrados?"

"Mil metros cuadrados... y trataron de meter a las vacas ahi... pero las vacas eran demasiado poderosas, y algunas habian desarrollado "Escritura", y "Alfarería", y no las querían cambiar por nada... otras ya sabían hablar... la mayoria de los trabajadores huyó, y quedaron unos pocos para meter a las vacas en el hoyo... Esa pequeña cantidad de hombres, mediante un ritual mágico, logró encadenar a las vacas en el hoyo, pero tuvieron que sacrificar lo más preciado que tenían..."

"
¿La vida?"
"No. Una primer edición de Abbey Road, firmada por los cuatro beatles..."
"
Aaaaay!"
"Sí, fue ¡CATUNGA!. Lograron meter a las vacas y sellaron mágicamente la parecela, formando una orden sagrada para velar por que las vacas no regresaran... La Orden de la Maestría Vacuna Sagrada."

"
¿Vos formás parte de eso?"
"Sí... soy parte de la última rama, posiblemente el último sobreviviente de la órden. Solo yo tengo el poder de calmar a las vacas por otro milenio... si no reciben sangre pronto, se liberarán, y extenderán la sangre y el dolor por el mundo... todo lo que has hecho habrá sido en vano... un mundo de horror y pesadillas se abrirá paso por las puertas del mismísimo--"


"
¿Eso no es del Diablo II?"
"Ok, sí. Pero si las vacas no reciben carne pronto, van a liberarse del sello... y quién sabe qué podría ocurrir..."
"
¿Con qué ideología política se sienten identificadas?"
"Son centro-derecha."
"Mmh... ¿y dónde entro yo en todo esto?"

"Vos sos el sacrificio, Piotre", susurró Tetraedrón. "Las escrituras hablan de un gentilhombre, de raza genuina, puro de corazón, con remera celestita y bermudas, con sandalias, que tiene el poder de acabar con las vacas de una vez por todas."
"No tengo sandalias. Tengo ojotas."
"Pero tenés todo lo demás."
"¿Y por qué me torturaste?"
"De chiquito me violaban."
"Ah, ok..."

"Bueno, llegó la hora del sacrificio", dijo Tetraedrón.

Se escuchó un mugido infernal, que sólo podía provenir del mismísimo averno. Estaba teñido de oscuridad, de hambre, de oficialismo combativo, de reforma social...

"¿Me podés anestesiar antes?"
"No. Las vacas lo quieren así."
"Puta madre. ¡Pensá en todo lo que hicimos juntos!"
"No estuvimos veinte minutos que me tiraste una lata de arvejas."
"Sí... pero, ¿y lo otro? ¿Y las tardes pasadas?"
"No pasamos ninguna tarde juntos, Piotre. Tu cerebro se deteriora, debe ser el Suavecito... otro requisito que demandan las vacas."
"Ok, dale un corte. Mandame con las vacas."

El viejo se paró y fue hacia el poster de Los Grosos. Apoyo una mano sobre el poster (cubrió a casi todos los integrantes) y con la otra mano se agarró la cabeza.

"¡CATUNGA!", gritó.

Entonces, la pared de mi izquierda desapareció, reemplazada por una rampa que zigzagueaba y oscilaba al estilo Sonic, que tenía el mismo ancho que mi cama. La rampa no estba apoyada sobre nada; y contrastaba con la oscuridad total. El viejo agarró la cama y me condujo hacia la rampa.

"Voy a hacerte cagar, vas a ver", le dije cegado por el odio a Tetraedrón.
Me miró con asco.
"Ah na q ver", le respondí.
El viejo me dió un empujon potente, y comencé a caer por la rampa, que oscilaba increíblemente, agitándose hacia todas partes, dando esquinazos imposibles, siempre descendiendo.

"Mandale saludos a la vaca", gritó Tetraedrón. Dijo algo más, pero ya estaba demasiado lejos.

Ahí, estaba, cayendo por una rampa en el medio de la nada, después de haberme enterado que iba a ser la carne de cañón de vacas super-inteligentes del siglo pasado, en alguna parte del supermercado Cotton. ¿Cómo mierda llegué hasta ahi?

La caída no parecía terminar, y cuando comencé a sentirme descompuesto, sentí un chasquido, seguido de un arañazo prolongado y agudísimo. La cama se había desnivelado, y ahora podía ver lo que había delante mío. Evidentemente, las ruedas se habían destruído. Comencé a gritar, porque casi podía ver donde me llevaba aquél camino de perdición.

Pero fue entonces, que las ruedas traseras fallaron. La cama se desestabilizó totalmente, y se desprendió una de las ruedas anteriores, quedando una de las esquinas más arriba que cualquier otra. Pude ver la esquina que venía. Era demasiada cerrada. Supe que me iba a ir al carajo.

Cuando llegué hasta alla, efectivamente los soportes de la cama se rompieron, y seguí trayecto, gracias al Segundo Plan Quinquenal, y a la Primera Ley de Newton. Iba atado a un colchón, hacia la nada, gritando y girando en la oscuridad. ¿Qué gritaba? Bueno... gritaba CATUNGA.

"¡CATUNGA-AAAAAAAAA!"

El grito comenzó a hacer eco, y entendí que estaba llegando al suelo. Todo seguía sumido en la oscuridad. No tenia chance de caer con el colchón para el lado del suelo, asi que me limité a seguir gritando. Y cuando creí que todo iba a acabar, golpeé el suelo.

Me incorporé gritando. Gritaba como un enajenado. Giré hacia mi derecha, aun sentado. Tenía al Skip Intelligent. Le grité, peor no me devolvió el grito (mi grito era un inarticulado "AAA"). Tampoco el yogur, me devolvió la ofensa.

¿El Yogur?

Estaba en el Cotton. Donde habia empezado...

Giré hacia todas partes. No habia vacas, no habia Tetraedrón donde debería estar su cuerpo. Sólo estaba la puerta hacia la que me habia dicho el viejo que fuera. Donde estaban los OTROS.

Me incorporé. Caminé hacia la puerta, aun embotado. Sentia como si hubiera corrido por semanas. Pasé junto a la lata de arvejas. Pensé en darle una sepultura cristiana en lo profundo de la heladera, pero me limité a patearla. Apuré el paso hacia la puerta. Sentía que no estaba solo. ¿Todo habia sido un sueño?

Abrí la puerta, sin dudarlo. No fue en camara lenta, fue todo bastante normal. Dentro, alrededor de una precaria fogata, había varios sujetos. Todos me miraban, sin mover un músculo. Ninguno tenía cara de vaca. Todos eran humanos. Y Tetraedrón estaba con ellos. ¿Qué mierda había pasado?

Nunca fui bueno presentándome. Pensé cuidadosamente qué decir.

-----FIN DEL CAPÍTULO 2----

¿QUÉ LES DICE PIOTRE AL GRUPO REUNIDO? (use la ENCUESTA para votar!)

Opción A: "¿Qué hay de nuevo, viejo?"

Opción B: "Dame otro Whisky Ocho"

Opción C: "Bueeeeenas..."

Opción D: "Acabo de tener la experiencia más fumona de toda mi vida, y la conseguí sin drogarme, por lo que estoy en un nivel superior al de los drogones de mierda que buscan en la droga una fuente de inspiración."

Vote. Este post está hecho PARA USTED, POR USTED.

peron cunple

jueves, 18 de diciembre de 2008

¡LLEGÓ PORQUE LA GENTE LO PEDÍA: "GAUCHITO GIL: EL VIDEOJUEGO"! (La Gente = Un croto al cual pagamos por pedirnos cosas)

Hola, soy el Capitán Anarquía. A través de los últimos meses dediqué escaso esfuerzo a hacer un videojuego de calidad, bueno, véala por ud. mismo. ¡Al menos puedo prometer que es DIVERTIDO, CARAJO!

Con sólo descargar 2 MEGAS de ESTE LINK:

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Usted tendrá el pri-vi-legio de jugar al más RECIENTE Y ROMPEPIJAS VIDEOJUEGO jamás hecho por mí, el Capitán Anarquía, en una producción del NÚCLEO DELIRANOIDE ILUSTRADO! VA DE NUEVO:

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Jugalo, vos sabés que querés.

Unos screenshots:

viernes, 5 de diciembre de 2008

La Odisea Del Cotton, Capítulo 1: "Supermercado Cotton les desea buenas noches"

Hola. Hoy vamos a probar algo radicalmente distinto. La cosa es así: Yo escribo hoy el 1º capítulo de lo que va a ser una historia, y al final, propongo dos o tres posibles desenlaces. Ustedes, el PUEBLO, haciendo uso de la herramienta de encuestas que esta en la columna de la derecha arriba, van a elegir entre esos finales; y dentro de un tiempo, yo o alguno de mis colegas la seguimos basándonos en el final elegido. ¡Salud!

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¡Qué tonto fui!
Alucinado ante el pasmoso resplandor de una lata de pickles particularmente elefantíaca en una góndola del supermercado “Cotton”, no escuché los clásicos avisos de los empleados aprestando a los consumidores a que se manden a mudar:

“Faltan cinco minutos para que cierre el supermercado”

Aunque ahora, dudo. ¿Acaso esos avisos nunca habían sido dados aquella noche, donde el frío coronaba a los autos de una finísima capa de hielo y la luna estaba redonda como alpargata ‘e croto?

Lo único cierto es que la puerta, la única salida, estaba fuertemente cerrada, tan cerrada como una especie de cofre que se encuentra, por razones indeterminadas, perfectamente cerrado; y no había nadie que pudiera ayudarme. Las luces estaban prendidas, las heladeras funcionando, el polvo formando yacimientos polimetálicos pretendidos por potencias nórdicas exportadoras de bandas de metal. Por allá un papelito, por acá un charco-de-sustancia-indefinida-e-irreconocible. Todo normal, pero nadie, nadie para ayudarme.

Por un momento, aturdido, recorrí las góndolas, que tomaban ahora un aspecto siniestro: sentí que detrás de cada una de ellas se agazapaba un horror, detrás del cual se escondía una penuria, dentro de la cual salía un nuevo pavor; como esos muñequitos rusos cuyo nombre no recuerdo.

El supermercado era vasto como el palo de la segunda carta de mayor valor en el Truco, y el único sonido audible era el silbido amortiguado de los motores de las heladeras, una canción de cuna para la ricota vencida. Pero algo me decía que no estaba solo, que NO PODÍA ESTAR SOLO, que tenía que haber alguien más que se hubiera quedado en el supermercado, atrapado. Decidí gritar.

“¡MAMUSHKA!”, así se llamaban los juguetitos rusos.

Como decía, decidí gritar:

“¡¿Hola?!”

Por un momento, silencio.

Uno o dos minutos más tarde, el sonido continuaba en su terca resistencia a aparecer.

Pero luego, más luego, un gruñido.

De entre las bolsas de papel higiénico, una sombra se alzó.

El hombre que me miraba vestía un gamulan marrón y envejecido, gafas de aumento importante y una expresión de cansancio. Debía estar en sus cuarentas, pero las enormes entradas (desfiladeros más que entradas) que se adentraban en la espesura de su cabellera negra lo hacían parecer más viejo. Alzo su ojo y su otro ojo en dirección a mí, y guiñando el ojo (guiñó el ojo que guiñó, es decir, no guiñó el ojo, sino que guiñó el ojo: el ojo que no guiñó, no, el otro) a través de la gruesa lente de sus lentes, murmuró con una especie de triste satisfacción.

“¡Otro más!”.

Luego se presentó.

“Me presento”, dijo.

Me dijo que su nombre era Tetraedrón Niübels. No acerté a preguntarle el porqué de la diéresis en la Ü.

“Mi nombre, joven, es Tetraedrón Niübels” murmuró, repentinamente jovial. “Y será un placer acompañarlo hasta el lugar donde nos hemos reunido”

Decidí presentarme, aunque dándole un nombre falso por razones que no puedo justificar correctamente sin parecer un idiota. Busqué en mi mente un nombre cualquiera y me topé con uno que había leído en una novela rusa hacía tiempo, y para el apellido no pude pensar más que en una comida que mi abuela me hacía antes de morir de intoxicación (ella):

“Hola. Yo me llamo Piotre, Piotre Consomé.”

Caminé junto a él entre hileras de productos de limpieza; me las veía negras, en un matiz de negro que ni siquiera la insuperable blancura de Ala podría aclarar. Aún así, la presencia del otro me reconfortó.

“Gracias aDios, no estoy solo” dije. Suspiré aliviado, creyendo ingenuamente que todo terminaría pronto. Decaedrón me echó una mirada de lástima.

“Disculpe que le eche una mirada de lástima, Piotre”, dijo, “pero eso no es alivio alguno. Si, somos varios los que nos quedamos encerrados. Sí, por alguna razón no nos avisaron que esto cerraba, y nos enclaustraron. ¿Pero, no sabe usted la situación de esta empresa, del supermercado Cotton?”

“¿Qué hay sobre ella?” cuestioné. Por alguna razón mi encierro me había hecho rescatar vocablos y modismos que creía reservados a las traducciones de los policiales ingleses.

“Este supermercado, amigo, está en convocatoria de acreedores. Decidieron cerrar por un tiempo hasta resolver la situación, y me temo que esta era la última noche de actividad hasta que se resolviera la situación. Ahora, solo la Voluntad Universal sabe cuando saldremos”

Me frené en seco, tan en seco como ni siquiera uno de los nuevos secarropas “Cono” podría dejar tus prendas favoritas.

“¡Puta madre! ¡Pero, esto tiene que haber sido a propósito! ¡Alguien aprovechó nuestra distracción y nos encerró, cerrando el lugar antes de horario! ¿Pero, quién? ¿Y por qué?”

El grito “¿Por que?” rebotó entre los estantes, se alejó rápidamente y volvió coreando las oscuras (acá podría ir otra acotación de productos de limpieza, pero no se me ocurre ninguna más creativa que las anteriores, ¡fatalidad!) palabras de Tetraedrón:

“No sabemos, amigo Piotre. Pero quédese tranquilo. Va a ver que nos vamos a dar cuenta”. Y levantó una ceja como haciéndome una seña de Truco.

“¿Y vos?”, me agarró un súbito ataque de paranoia y miré a mi alrededor con una mirada que, según me contaron los que la vieron, me da un inconfundible aire de maníaco, “¿Cómo sabés tanto? ¿Quién te dijo todo esto del supermercado, la convocatoria de acreedores, el encierro intencional y la mar en coche? ¿Qué? ¿Qué? ¿QUÉ? ¿QUÉ?”

Pareció impresionado, luego asustado, luego impresionado nuevamente; luego reflexivo, más tarde dubitativo, abrió la boca para decirme algo, la cerró, la abrió de nuevo, pareció nuevamente atemorizado, luego cruzó sus ojos una mirada de decisión, más tarde otra 50% p/p de incomodidad y temor renovado, cerró su boca nuevamente e inmediatamente la abrió, diciendo:

“Estamos cerca del lugar. Acá nomás está toda la gente que está en la misma situación que usted, y juntos podemos hacer más. Por cierto, ¿alguna vez meditó sobre el significado de la expresión “la mar en coche? Porque la encuentro particularmente carente de sentido, en lo personal”

Sonrió, se dio vuelta y comenzó alejarse. Me dijo, sin mirarme y sin parar de caminar:

“Ahí nomás, vaya derecho y los va a encontrar a todos. Yo tengo que irme a hacer otras cosas por ahí”

Escuché las voces provenientes de aquella dirección, no más de cinco distintas, pero muy diferentes entre sí: jóvenes y grandes, agudas y graves, terapia intensiva y pronóstico reservado, horario de visitas de 9 a 12 hrs. solamente y no más de 3 visitantes por habitación. Empecé a avanzar y me di vuelta, y contemplé a Tetraedrón marcharse, chiflando bajito.

¿Quién me aseguraba que no era un loco? Parecía raro, y su sabiduría sobre toda la cosa era bastante sospechosa. Quizá inclusive tuviera algo que ver con quienes decidieron encerrarnos. Además tenía lentes y entradas, y Dios sabe que los calvos (aunque no sean calvos calvos) y los chicatos guardan resentimiento, o eso vi en las películas. Aparte, APARTE, o sea, medio que me daba miedito. ¿Qué debía hacer yo? Quizá fuera útil seguirlo, sin que se diera cuenta, y ver en que andaba.

Miré a mi derecha, a un estante lleno de pesadas latas de arvejas. Tetraedrón sólo se había alejado unos veinte metros. Una idea floreció en mi mente… quizá fuera demasiado extremista y paranoide, pero me aseguraba tranquilidad. Nunca había sido un buen lanzador, de hecho, en el equipo de básquet de la secundaria solían elegirme después de un chico apodado “Calzados Firestone”. Pero, por otro lado, era un tiro con posibilidades… golpeándolo en la cabeza lo aturdiría, y podría sacarle información o dejarlo fuera de combate… aunque quizá me estaba extralimitando…

Y a la vez, las voces más adelante sonaban amigables, casi acariciadoras, como un mormón particularmente persuasivo que no va a golpear la puerta a la mañana.

¿Qué haría yo?

FIN DEL CAPÍTULO 1

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VOTE EN AL ENCUESTA, ARRIBA A LA DERECHA, POR LA CONTINUACIÓN QUE PREFIERA PARA ESTA HISTORIA:

OPCIÓN A- Quiero que Piotre se deje de joder con esa mentalidad paranoide y vaya al encuentro del grupo de personas encerradas.

OPCIÓN B- El de la opción A es un mamón. Todos están en contra de Piotre. Todos. Inclusive esa planta de allá. Quiero que lo siga sigilosamente a Tetraedrón y espíe en que cosas raras anda. Te juego, te juego, que está en la droga.

OPCIÓN C- Manga de putos, Piotre no necesita esa mierda de “Espiar” ni “Hablar con la gente”. Es un macho pulenta y se la banca, y resuelve las cosas como un hombre. Quiero que Piotre le tire a Tetraedrón con la lata de arvejas, a ver qué sale. Vas a ver que lo hace cagar de un arvejazo.

¡VOTEN, VAMOS, AMIGUITOS! En 15 días se cierra y vemos qué pasa.

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