viernes, 28 de junio de 2013

Antonio Muffardi, Ladrón Profesional.

¿Qué fue lo que llevó a Antonio Muffardi a convertirse en un ladrón profesional? ¿Habrá sido su crianza accidentada que lo marcó, empujándolo a una vida de crimen? ¿Habrá sido el test vocacional que tomó a la edad de diecisiete años, en donde anotó 95 puntos en "Crimen", sólo tres más que en "Chamanismo toba"? ¿Habrán sido las 700 tarjetas de presentación que mandó a hacer y por un error de imprenta decían "Antonio Muffardi, Ladrón Profesional"? ¿Habrá sido por Dog Chow? Quizá nunca tengamos la respuesta y por ello no podemos descartar ninguna de las posibilidades (con la posible excepción de la de Dog Chow, ya que tras 12 años de dedicarme exclusivamente a investigar la vida de Muffardi puedo afirmar con un 90% de seguridad que no se trataba de un can sino de un humano). De cualquier manera he confeccionado esta brevísima crónica de su vida, con el fin de aclarar algunas de las miles de incógnitas que rondan a esta leyenda urbana.

El hombre conocido popularmente como Antonio Muffardi, cuyo nombre real era Antonio Muffardi (¿¿casualidad??), nació hacia 1923 en Oberá, provincia de Misiones. Su padre fue Alberto Muffardi y su madre Catalina Pitorco (aunque algunas fuentes aseveran que esto era al revés). El quinto hijo de la pareja, era el único varón, salvo por sus cuatro hermanos; se afirma que pasó la mayor parte de su infancia vagando. Esto era, claro, para evitar el infierno de su casa: su padre era un violento alcohólico que, de acuerdo a sus vecinos, tenía el hábito de golpear a sus hijos con latas de conservas, incluso a veces parándolos uno al lado del otro como fichas de dominó para que un golpe de lata al primero de propagara a los demás (se dice que era un preciosista y que a veces le tomaba hasta ocho horas disponer a sus hijos en la posición correcta). Su madre, una mujer tierna y cariñosa pero sometida por su marido, desaprobaba fuertemente estas actitudes, de hecho, sólo se limitaba a gritar "Pegale, pegale a ese hijo de puta" cuando su marido maltrataba a alguno de sus hijos. Así creció Antonio, escapándole al horror cotidiano que se dibujaba en la parábola que tomaba cada lata de duraznos en almíbar que volaba hacia su entrecejo. Se dice que en la primaria, si bien no era un alumno aplicado, obtenía buenos resultados por la piedad que despertaba en los profesores cuando llega cubierto de moretones y arvejas.

No tardaría la vida en depararle sus primeras decepciones. A la edad de 13 años, cansado de las golpizas y de las constantes frustraciones académicas en la escuela secundaria (se sabe que Muffardi era completamente incapaz de realizar cualquier operación matemática, incapaz incluso de contar), abandonó su hogar y se abandonó a las calles. Allí curtió su carácter y terminó formando una banda de jóvenes sin hogar a los que llamó "Los nueve del Mufa" (eran cuatro). Cuando el hambre apretó, "el Mufa" supo qué hacer: allí planeó su primer golpe, dando inicio a su carrera delictiva.

La idea original era que sus cómplices asaltaran un almacén propiedad de inmigrantes de Suecia mientras él hacía de campana. El golpe resultó exitoso, sin embargo, por un malentendido en torno a la expresión "La tienda de los suecos", el botín consistió, según una anotación de puño y letra de Muffardi, en "121 pares de calsado [sic] de madera" (se presume que fueron en realidad 12 pares y un zapato suelto). Antes de abandonar el lugar, la banda, que nada deseaba más que ser temida, escribió "Los nueve del Mufa" en una pared, lo que dio inicio a una cacería de la misteriosa banda por parte de la policía. Abatido por el fracaso y por los malestares estomacales que le provocaba comer pedazos de madera, Muffardi decidió repetir el golpe, esta vez en el lugar correcto.

La noche del 23 de diciembre de 1936, Muffardi y sus cuatro secuaces ingresaron al almacén y, tras reducir al tendero, empezaron a llenar bolsas de mercancía. Sin embargo los malhechores ignoraron la presencia de un efectivo de la policía a la salida de la tienda (aunque el informe policial afirme que uno de los muchachos lo saludó con un "Hola, oficial" antes de ingresar al lugar). El uniformado redujo fácilmente a los cuatro cómplices de Muffardi. Cuando se disponía a atrapar al capitán de la banda, y cito su testimonio, "Lo vi salir al quinto de los chicos de Muffardi de adentro de un  pequeño depósito de mercancía, corriendo enloquecido y echando alaridos de terror. No lo pude alcanzar". Se presume que Muffardi entró al depósito para aprovisionarse y de repente, al hallarse entre dos altas góndolas llenas de latas de conservas, tuvo un ataque de pánico y huyó.

Antonio había sido identificado, y la delación de sus cómplices (que se quebraron entre lágrimas tras dos  arduos minutos de interrogatorio) marcó su ruina. Pero las consecuencias no se detendrían allí: La policía, que buscaba encarcelar a "Los Nueve del Mufa", sospechaba con toda lógica que cuatro delincuentes más además de Muffardi estaban aún libres, y sugestionados por el nombre de la banda se decidieron sin más a arrestar a los cuatro hermanos de Antonio. Su madre, destrozada por la tristeza, murió dos meses después a causa del dolor. Del dolor, claro está, del traumatismo craneal que su marido le provocó al golpearla salvajemente con una lata de atún al aceite, delito por el que también él fue encarcelado (curiosamente terminó compartiendo celda con sus cuatro hijos durante dos días, al término de los cuales sus restos físicos fueron encontrados compactados en una lata).

No quedó otra opción para Muffardi que huir. Eligió como destino Buenos Aires y, tras cuatro años de vagar por todo el país (los carteles con números lo desorientaban), arribó a la gran ciudad. Allí adoptó un nombre falso ("Artorio Buffardi") y no tardó en encontrar una nueva banda de delincuentes capitaneada por el conocido criminal de origen irlandés David McArena, que dándole el apodo de "El Misionero" le dio parte en una serie de pequeños crímenes que le permitieron vivir y hacerse una pequeña fama., a la vez que perfeccionaba sus habilidades como ladrón. Fue entonces cuando, para superar su incapacidad matemática, desarolló un intrincado sistema por el cual podía contar correctamente hasta 10 inclusive, sirviéndose sólo de los dedos de sus manos. También fue entonces cuando conoció a su primera novia, con la que mantuvo una relación apasionada de 4 años que terminó abruptamente cuando Muffardi descubrió que su amada no era una mujer sino una parada de colectivo (entendió entonces porque ella nunca aceptaba salir a ninguna parte).

Tras ocho años de esta vida, la banda de McArena cayó en un asalto a un bar. Muffardi, quién nuevamente oficiaba de campana, decidió huir al ver llegar a la ley en lugar de dar aviso a sus colaboradores; su fuga fue exitosa, pero toda la barra fue a parar a la cárcel. También McArena delató a Muffardi, sin embargo, este último se salvó del arresto porque McArena, que sólo lo había llamado por su apodo durante toda su sociedad, había olvidado ya su nombre (y su frase "Detengan al Misionero" sólo llevó al infructuoso arresto y posterior liberación de un cura jesuita). Sin compañeros y cansado de chiquitajes, Muffardi se propuso dar el golpe de su vida. El que lo convertiría en leyenda.

La idea era simple. Muffardi alquiló una propiedad cercana a un banco y, en absoluta soledad, comenzó a cavar un hoyo que habría de llevarlo por abajo de la tierra para terminar ascendiendo y emergiendo entre las cajas de seguridad. Tras 10 meses llenos de contratiempos (que incluyeron los 3 meses de desconcierto en los que Muffardi creyó erróneamente que debía cavar hacia arriba y terminaba encontrando sólo el cielo), una noche nuestro ladrón concluyó la obra y emergió del túnel, pero su incapacidad para el cálculo lo jugó una mala pasada y apareció en el suelo de una comisaría aledaña al banco, que no tenía idea que estaba allí (recordemos que según la filosofía de Muffardi, investigar cualquier cosa e incluso recorrer la manzana donde se hallaba su objetivo antes de un golpe era "de puto"). Inexplicablemente logró disimular el hoyo con una baldosa, volvió a sumergirse y salió indemne.

Con tesón nuestro malhechor retomó la tarea y finalmente, el 14 de julio de 1950, logró llegar a las cajas de seguridad durante la noche y las saqueó. Deseoso de reírse en la cara de un mundo que lo condenaba, dejó una nota a la Policía en la que se leían los siguientes versos:

Me lleve la platita
me la llevé para siempre
Ahora tengo la platita
Yuta cornuda


Cabe destacar que la lectura no era un hábito que Muffardi poseyera. Lamentablemente, cometió el pequeño error de escribir su poema en el reverso de una de sus tarjetas de presentación. La mañana siguiente, por primera y única vez en su carrera, Antonio Muffardi fue arrestado en su casa. El botín, previamente escondido por él en un lugar seguro donde pudiera recogerlo al huir, no fue encontrado.

Y aquí es donde arribamos al acto final del mito de Muffardi, al que lo consagraría como una de las mentes maestras del crimen nacional. El 15 de julio a las 10 horas, Muffardi fue confinado a una sala de interrogatorios donde se enfrentaría cara a cara con la ruina. El oficial Carlos Menéndez, a cargo del interrogatorio, cuestionó:

-Bueno, por que no explica todo esto.

Heroico, rebelde hasta el final, dispuesto a la muerte antes que a traicionarse, Muffardi replicó:

-Confesaré a absolutamente todo. 

Y agregó:

-Lo único que le pido es que me traiga una tasa de café caliente. No desayuné y tengo que ser fiel a la promesa que le hice a mi abuelo en su lecho de muerte. Me dijo "Prométeme que nunca harás una confesión sin antes haber tomado un café negro. Y que siempre que veas un tren te tocarás la entrepierna al grito de 'Ahora probá el Grandote'". Mi abuelo ya no estaba bien en esos días. Pero promesas son promesas.

El oficial decidió cumplir este pedido. Buscó el café y regresó a la sala de interrogatorios. Al abrir la puerta, la silla de Muffardi estaba vacía. Había desaparecido. Habían sido burlados por la mente maquiavélica del criminal más lúcido de todos los tiempos. Sólo tras 8 horas de búsqueda lograron encontrar, disimulado debajo de una baldosa, el agujero por el que el genial criminal había escapado.

¿Había Muffardi planeado todo de antemano? ¿Había escondido cada movida genial tras un manto de aparente imbecilidad? No hay absolutamente ninguna razón que sustente estas hipótesis, pero yo creo que así fue. Cuando la policía volvió a la casa del criminal, ya era tarde. Antonio había huído, llevándose el botín (que había escondido bajo la cama en una gran bolsa con la inscripción "Botín").

Aquí Antonio se nos pierde. Ya no existen más datos sobre su paradero luego de su gran acto final. Algunos dicen que emigró al Oeste, otros afirman que huyó hacia el Este: puedo afirmar con seguridad que sólo una de estas hipótesis es posible. Pero se seguro inició una nueva vida, en una mansión comprada con dólares ganados al Sistema, llena de lujos y completamente vacía de latas de conservas. Donde quiera que esté, este humilde cronista lo saluda, Antonio. Con admiración y con respeto, porque sé que usted es y será siempre el mejor de nuestros criminales. A usted, hombre y leyenda, mi cariñoso abrazo.

Por Santonio Guffardi
Bahamas, 1978

jueves, 2 de mayo de 2013

Crónica de un Revolucionario del Amor

Por Fulgencio Panqué, Revolucionario Trotamundos

Día 1:
Mis pies nunca me han fallado: no lo digo por mi pericia innata para no errar jamás un paso del Meneaito, sino porque me han llevado siempre hacia los levantamientos contra el opresor. Toda mi vida la he pasado viajando, de un lado al otro del globo, para participar activamente en los movimientos de izquierda del mundo entero. Esta vez los rumores de una nueva revolución me han traído hasta la Argentina, donde todo lo que oigo indica que se cocina un nuevo movimiento que pondrá fin al dominio de la perversa derecha. He venido una vez más a prestar mi invaluable experiencia y conocimiento en estas causas para asistir a la nueva revolución: la llaman, y lo creo, La Revolución del Amor.

Día 2: Tan pronto como llegué decidí tomar mi fusil e ir a la sierra a luchar con mis hermanos de alma. Grande fue mi desconcierto cuando descubrí que el fusil que encargué resultó ser un paquete de fideos tirabuzón por alguna clase de equívoco linguístico, que la sierra estaba desierta, y que no podía costearme un remís de regreso a casa sin recurrir al comercio carnal, infamia a la que no puedo rebajarme (no por lo "carnal", sino por lo de "comercio"). Pedí un aventón y le pregunté a mi benefactor, un pequeñoburgués agrario, dónde estaban los guerrilleros; me respondió "En el Gobierno". Mientras tanto, la radio daba detalles sobre la formación de una coalición opositora entre el FAP, la UCR, el EaEaPP y La Sonata Sanatera, con la intención de alcanzar un caudal de votos que permitiera acceder a una posición clave en la Sociedad de Fomento de Coghlan. La complejidad de la política local me asombra.

Día 5: Logré ingresar a una reunión en pleno de las principales fuerzas de izquierda del país, pero cuando entré me encontré a 5 gerontes de traje discutiendo una metodología justa de racionamiento de la piña colada American Club una vez lograda la Revolución mientras se pajeaban frenéticamente entre sí, todo al son de la Internacional. Creo que la Revolución, aquí, pasa por otro lado.

Día 8: Pasé los últimos días contactando a los trabajadores de las fábricas, que me instruyeron en la complejidad del peronismo y su fuerza como motor de esta revolución a través de profusos "Viva Perón, la puta madre". El peronismo se aparece complejo para mí, sobre todo porque no entiendo si había un sólo Perón o se trataba de muchos enanos compartiendo un sólo traje. Dada la baja conflictividad del proletariado intuyo que han delegado a los resortes del Estado revolucionario la acción directa. También miré un programa llamado 678, que me han señalado como usina mediática del ideario revolucionario. Cuando lo puse un tal Orlando Barone analizaba "El rol de la Dictuadura en la Dictadura: ¿Qué hacía la Dictadura durante la Dictadura?" antes de ahogarse en su propia saliva y mandar a un corte para que le cambiaran la chata de lugar. Engimático.

Día 11: Me he dado una vuelta por las Universidades de este maravilloso país para conocer a las jóvenes mentes de la Revolución. Allí fui testigo de discusiones como la que a continuación transcribo:

Joven del MUI: Profesor, ¿nos da 5 minutos para comunicar algo?

Profesor: (sacando un cigarrilo, saliendo del aula) Cinco minutos.


Joven del MUI: (al alumnado) ¡Hola, compañeros! Queremos comunicarles que este viernes vamos a estar haciendo una fiesta con barra libre a precios populares para recaudar fondos para fundar la recaudación de fondos para la realización de una fiesta con barra libre a precios burgueses para juntar dinero para popularizar la Colecta Recursiva para (...) para la compra de material indispensable para hacer banderas que dejen bien clara nuestra postura ante los veinte asistentes a una marcha que vamos a hacer para oponernos a la manipulación mediática de nuestra marcha previa en contra del aumento del boleto universitario.

Joven de la Franja Morada: (gritando entre el alumnado) ¡Callate cogegordas!

(Risas)

Joven del PO: (saltando entre la multitud) ¡Reaccionario! El Compañero sólo quería socializar la cogida de gordas, que, como sabemos, es monopolio de la JP.

Joven de la JP: (ausente, no ha ido a cursar desde hace más de cuatro años)

Muchacha Falopo-Feminista: ¡Caraduras, basta de tratar a las mujeres como objetos! (se pone en tetas por alguna razón)

(sacada masiva de celulares y ejercicio de la fotografía relámpago)


En fin. Me hice una pasada por un Centro de Estudiantes, donde algunos militantes moderados mostraban aprehensión por un error en la confección tercerizada de banderas que dejó como saldo un trapo de 5 metros de largo que rezaba "Sin clientes no hay tarta". Tras una breve discusión resolvieron ir a manifestarse en contra de la precarización del empleo ante una sucursal de La Tartería.

En otro centro de Estudiantes, esta vez controlado por jóvenes que se autodefinían "kirchneristas", estos me explicaron por donde venía la verdadera mano de la Revolución. Este movimiento, que lleva la batuta, parece ser complejo al punto de unificar la lucha sin cuartel contra la derecha y un dibujo de su difunto líder en una escafandra. Mi mente más acostumbrada a la retórica revolucionaria clásica no llega a aprehender todo lo que quieren enseñarme, pero entiendo que los enemigos primarios son "la Corpo" y "los gorilas". El porqué de la aversión hacia los simpáticos animales devoradores de bananas me escapa y nadie parece querer aclararla; la "Corpo", según me explican, es un grupo mediático maligno dirigido por un hombre de voz robótica que se dedica a difundir mentiras tales como "la inflación", "la inseguridad" y "la hinchada de Arsenal" para derrocar al Gobierno popular. He identificado al enemigo, ¡a luchar!

Día 24: He pasado algunos días preso por balear jaulas en el zoológico en un intento de abatir al que creía opresor. Los compañeros me sacaron, de la prisión y de mi equívoco. Al regresar a mi casa puse 678 buscando orientación pero sólo enganché a un tal Barragán tratando de probar que un compañero de panel era un mero invento mediático mediante el método empírico de tirarle bolitas de miga de pan para ver si lo atravesaban. Sin embargo fracasó y por alguna razón todos estuvieron de acuerdo en que la solución era pegarse un saque durante el corte.

Día 28: Estoy desorientado. Nadie en el kirchnerismo parece querer discutir cosas como la reforma agraria y la enajenación estatal del total de los medios de producción; además, cuando quise cantar canciones de Víctor Jara en una reunión me abuchearon y me pidieron temas de "El Dipy", que debe ser un trovador revolucionario vernáculo. Quise tentar al estudiantado comunista a unirse a nuestra causa pero me informaron que el Movimiento Universitario de Izquierda se había subdividido en el Movimiento Guevarista del Estudiantado en Lucha y en la Agrupación Zapatista del Nuevo Pueblo, quedando ambas con un total de 1 miembro. Las luchas intestinas vuelven a desgarrar a la causa.

Día 37: La lucha armada no parece ser el camino deseado aquí. Me instan a ir a marchas y a realizar pequeñas labores cotidianas para ayudar a la causa, pero no siento cercano el rumor del fusil. Los compañeros me instan a seguir ayudando, pero cuando digo que "Quiero guerra" sólo recibo burlas. También me enteré que la Presidenta que preside el proyecto es una especie de magnate hotelera y parece no tener intenciones de autoexpropiarse. Aún así, al pararme frente a la oposición se qué estoy haciendo bien: no sé mucho de este muchacho De Narváez pero si Satán no es colombiano, pelirrojo y de derecha, que me devuelvan mi dinero. Seguiré sirviendo a la causa como pueda, pero estoy cada vez más desencantado. Para colmo, me informaron que la Agrupación Zapatista del Nuevo Pueblo se había subdividido nuevamente en dos agrupaciones, una formada por la mitad superior de su antiguo miembro y la otra por la mitad inferior, y que ahora se están peleando duramente por ver quién se queda con la pija.

Día 74: ¡Triunfo! Finalmente he aprendido a apreciar todas las victorias de este modelo, dándome cuenta de qué idiota he sido en el pasado. Esta revelación tuvo mucho más que ver con el contacto con los parias a los que le hemos tendido una mano amiga por primera vez en la historia que por la culada de guita que hace al sueldo que ahora me pagan por formar parte de la administración de una empresa recientemente estatizada, puesto que pegué gracias a la ayuda de unos amigos de "La Cámpora", agrupación trotskista incendiaria hasta donde puedo ver. Celebro que su método de administración de los dineros públicos sea jugar a una variación del Jenga con tizas de merca en las reuniones de directorio: sólo un alejamiento radical de los métodos de administración propios del capitalismo opresor garantizan la victoria total. La Revolución del Amor goza de buena salud y marchamos hacia la libertad de los pueblos gritando a los cuatro vientos nuestra proclama: ¡Que florezcan mil flores, pero no pisen el césped!

martes, 30 de octubre de 2012

¡El Maravilloso Consultorio Sexual Del Dr. Modesto Tiento! (Sexólogo Matrícula GJL-452)

¡Buenas tardes, estiamdos lectores del NDI! Soy el Dr. Modesto Tiento, afamado sexólogo. Asumo que me han oído nombrar por mis incontables participaciones en los distintos medios (Revista Kosmopolitten, Revista Para Tit, Radio Tobul, o mi columna de consultorio sexual en el programa "Hora Clave"). Los señores del NDI, en un nuevo desesperado intento de acercarse al público, me han cedido un pequeño espacio para contestar las incontables dudas sexuales que, por alguna razón, los lectores mandan sin tregua al buzón del NDI. ¡Comencemos!

Dr:
Estoy en pareja hace trece años y con hijos, y siento que mi vida sexual se está volviendo rutinaria. La siento cada vez más como una carga que como una alegría y la ejecuto maquinalmente, casi como mi trabajo (soy plomero), al punto tal que el otro día accidentalmente le puse sellador en las zonas erógenas a mi mujer y penetré repetidamente una tubería, lo cual me trajo grandes dolores de cabeza. ¿Qué puedo hacer para renovar nuestra intimididad y recuperar la química?

Ricardo de Tortuguitas

Querido Ricardo:
Tu consulta es una de las más comunes que recibo. Como expuse ante más de mil profesionales en la Universidad de Yale en el año 1983, la alegría del coito se ve amenazada por una tríada maligna: la rutina, las ataduras legales y los complots soviéticos. Tu problema cae claramente dentro de la primera de estas categorías (aunque nunca hay que descartar de lleno la influencia del Kremlin).

Ayuda, para salir de esto, pensar en cómo eran tú y tu mujer hace 13 años. Visualízala en tu mente: joven, de mirada ígnea, cutis limpio, cuerpo escultural aún no devastado por las grasas trans y la maternidad, ansias de descubrimiento e ideas de revolución social. Pero tú tampoco eres ya lo que eras: has cambiado, has decaído, te has corrompido hasta los más bajos niveles de tu psique para poder afrontar el sacrificio diario que requiere mantener a tu familia. La hora biológica de crecer y multiplicarse ha pasado y ahora mismo, mientras hablamos, tu cuerpo está en una etapa de consumición de sí mismo que no frenará hasta que encuentres tu fría, solitaria tumba.

Cualquier intento por reencontrar la pasión es fútil y está condenado al más profundo fracaso. La solución es clara: esperar el descubrimiento de la máquina del tiempo y volver al pasado fogoso de vuestra juventud, y, mientras tanto, cumplir como puedas con la tarea de voltearte a esa persona que seguramente no sólo no tiene interés alguno en tu cuerpo sino que prefiere ver una repetición de Casados con Hijos a tener que tocar esa piel que odia fervientemente. ¡Suerte!

Dr:
Mi marido me complace siempre, pero tiene un gran defecto: también se lleva a la cama a todo aquello cuyo nombre termine en "a" (el incidente de Bocelli fue vergonzoso para toda la familia). Yo lo perdono porque sé que él es bueno, pero está enfermo (además de que me golpea salvajemente cada día de mi vida). ¿Qué puedo hacer para satisfacerlo de manera tal que no tenga que recurrir a otras mujeres?

Carla de Parque Chazz Palmienteri

Clara:
Tu marido te ama, de eso no hay duda. No existe prueba más patente que esas apasionadas caricias que desea darte cuando llega amanecido y con aliento a vino en caja  y que, seguramente debido a un exceso de deseo de su parte, son errónamente interpretadas por ti como """golpes""" (si es que esa palabra existe siquiera).
Yendo a la consulta, satisfacer a tu marido no es sólo una cuesión de sexo. Seguro, en la intimidad tendrás que hacer todo lo que él te diga no sólo para complacerlo sino para evitar otra incómoda visita al traumatólogo. Pero no es sólo eso. Necesita contención. Ayúdalo a caminar hasta el sofá cuando llega doblado a casa. No cuestiones su preferencia por ver un partido de la Liga de Egipto antes de salir a pasear contigo. Acepta su paranoia de drogadicto de ser perseguido por la Mafia China con tolerancia. Pronto las "golpizas" cesarán (nota: podrían intensificarse de manera brutal) y encontrarás comodidad en ese rol esclavo que, sin duda alguna, es tu papel en el Plan del Creador.¡Suerte!

Dr: 
Mi novio Walter y yo nos fuimos a vivir solos y desde entonces siento que mi antiguo torbellino de pasión fue reemplazado por una leve brisa que no alcanza a mover las aspas de uno de esos molinitos de plástico que no me explico en esta época a qué niño pueden resultarle fascinantes. ¿Qué hago?

Roberto, de Chivilcoy


Querido Puto:
No atiendo degenerados. Vos y tu noviecito van a arder en la llama eterna, manfloro. ¡Suerte!

Dr:
Yo y mi novia hemos explorado todos los límites de las artes amatorias y hemos hecho casi todo lo imaginable en ese terreno (sé que algunas de estas cosas me atoromentarán por años), agotando nuestro repertorio. ¿Existe alguna práctica innovadora o desconocida que pueda recomendarnos para seguir explorando?

Tanco, de León Suárez

Querido Tanco:
¡Siempre hay algo nuevo para descubrir, mi querido amigo! Sin embargo nos encontramos con un contratiempo que, creo, puede ser ilustrado más claramente a través de un diagrama:


Como afirmo en mi libro de 1974: "El Sexo Del SXXI: Claves Para Entender La Sexualidad del Futuro En La Inevitable Sociedad Post-Alzamiento Robot": "(...) La gorra se pone la misma cuando queremos penetrar en los confines de las prácticas no-comunes, como la incineración erótica, y podrían hacernos comer un garrón en caso de que haya un incidente inesperado. La solución es simple: encontrar una partenaire que esté dispuesta a no levantar cargos cuando ocurra alguna lesión, cosa lógica cuando, por ejemplo, queremos incurrir en cogernos a una persona mientras hacemos salto bungee o probemos las delicias del sexo tántrico en la cima de un volcán activo. Esto podrá alrgar la fiesta por lo menos hasta la aparición de la Policía Robotizada y las técnicas de control mental que hemos detallado en capítulos anteriores (...)"

En resumen: Convence a tu mujer de que las prácticas que intentarán no conllevarán riesgo alguno (consejo: mentir descaradamente y sin recato), o que esos riesgos son manejables (consejo: impedir el acceso a las estadísticas de cuántos pedazos de vidrio extraídos quirúrgicamente del ano de una persona llegan allí a través de un origen no-sexual), y el resto será coser y cantar (literalmente, si te gusta ese tipo de cosa). ¡Suerte!


Dr:
En los últimos tiempos he notado que mi apetito sexual ha aumentado, lo cual me genera gran desasosiego pues no tengo una pareja estable. Creo que la imposibilidad de entablar relaciones en este contexto me está afectando negativamente. La pregunta es, ¿es verdad que colaboró en una época con el Dr. Mengele?

Chad Smith, from NOT CIA Headquarters


Estimado Chad:
Decile a tus superiores que lo que me hicieron en ese sótano de Guantánamo, yo lo convertí en MAGIA CARNAL, y lo usé con las madres de todos, que se cansaron de pedir más. Saluditos a los guampudos de los papis. Besote.

Dr:
Me caí de un helícoptero intentando con mi pareja la posición "La Carlitos Junior" que usted recomendó esa noche que lo entrevisó Felipe Pigna y ahora no puedo mover ninguna parte de mi cuerpo salvo el dedo índice. Mi pregunta es, ¿Cómo puedo estimular a mi mujer de manera correcta usando sólo ésta (la mano)?

Ibérico, de Chascomús

Querido Ibérico:
Te enfrentas a un desafío, pero todo es posible. Por un lado, deberás esforzarte más en la construcción de la atmósfera: los sonidos, la luz, las fragancias. De mi experiencia personal podría decir que la combinación del aroma de unas regias tortas fritas, un Sol de Noche azul en un velador de Homero Simpson tomando birra y el último de Carlos Barragán ayudan a aumentar el voltaje erótico (aunque aún no lo he probado con ninguna dama que no fuera una kolla forzada a vender su cuerpo por una red de trata que me gime en un guaraní que adivino hechicero y sediento de vindicación).

Por otro lado, puedes recurrir también al juego de roles, el cual rige para muchas de las fantasías estándar: existen los que quieren "alumnas", los que prefieren "enfermeras", o los que simplemente quieren darse el gusto de decirle "putita" a esa mujer que los robó de toda ilusión pero como "estás jugando" está todo bien y no te tenés que comer que no te hable por un mes o que te queme los ejemplares viejos de El Gráfico. Volviendo a lo personal, he experimentado con estos roles y muchos más y creo que depende del gusto y la comodidad que encuentren en cada uno. Por ejemplo he notado que mis partenaires en el dulce dulce acto del amor carnal tienen una gran preferencia a llamarme "Doctor", "Señor Sexólogo", "Criminal de Guerra", "Genocida Infame", etc. Como verás, depende de cada cuál.

Por último supongo que buscarás alguna orientación en como usar ese único dedo que tienes. Esto requiere un análisis tan extenso que excedería el espacio que se me cede en la columna, por eso sugiero que te dirijas directamente a mi libro de 1995 "El Orgasmo Femenino: La Nueva Mentira Sionista" para información detallada sobre el arte del movimiento de dedo y el destino incierto del oro nazi. ¡Suerte!

Dr:
Soy plenamente consciente de que me gustan las mujeres y he asumido y aceptado socialmente mi lesbianismo. Sin embargo, a la hora de la acción, siento que falta un "algo" que me hace encontrar el éxtasis. ¿Que puedo hacer?

Bárbara, de Rand McNally

Querida Arpía Sáfica:
Escúchenme desviados, basta de sus consultas de como jugar al balero con dos palitos. A ver si nos entendemos:



Dejen de escandalizar a la gente decente como uno. Se van a cocinar crocantitas en el Horno, tortilleras. ¡Suerte!

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¡Eso ha sido todo por hoy amigos! ¡Hasta la próxima!

jueves, 16 de agosto de 2012

Setenta y cinco, uno, uno, uno, uno

El NDI no está bien. Todos sabemos (y digo "todos" sin hacer la exclusión de credo y raza que llevó por el buen camino a la Humanidad) que el NDI es un llamado constante al debate sobre la eutanasia.
¡Per no os desespereis! Para darle un poco de vida, o al menos un poco de voltaje extra al respirador artificial, vamos a leer ¡UN UPDATE! y para que éste tenga el multinacional sabor de Alfajores KrafEJEHM... Terrabusi INDUSTRIARGENTINA, vamos a comenzar una nueva saga.
Sí, se acordarán, lectores imaginarios, de la Odisea del Cotton. Bueno, aquí comienza otro
Elige tu propia aventura democrático. El sistema es simple: alguien escribe un capítulo, propone algunas continuaciones, las multitumbres que colapsan los servidores, llenan los cybers y hacen saltar la banca del Casino para leernos votan su final preferido y... ¡Voilà! El siguiente capítulo tiene tema y estará en su pantalla en un par de semanas... O meses.
Ya sé que el tema lo permite, pero por favor no le quitemos coherencia con paradojas y personajes que desaparecen o se duplican. Si así resulta, me voy a deprimir tanto como este muchacho. Saludos deliranoides. ¡MUUU!


Ya te vas a dar cuenta cómo te mentí diez renglones más arriba


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El objeto brillaba en la oscuridad mientras toda mi intriga y atención se posaban en su fulgor verdoso. El remisero me miraba por el espejito y seguramente me hablaba de algo... Digamos que de algo normal y posible, como del estado de las calles o de la tormenta que acababa de pasar, pues algo posible merece como condimento la increible revelación que haré en este relato. Una vez más junté coraje para hacer La Pregunta, pero una vez más junté menos del suficiente. Muchos viajes en remisse me habían significado el mismo suplicio, el mismo dilema que dejaba de parecer eterno recién cuando el tipo largaba un precio (un excesivo precio) en la puerta de mi casa. El objeto se movía con la rapidez del auto, con la rapidez del chofer y con la rapidez mía, mientras media realidad se acercaba hacia nosotros y media realidad quedaba atrás. Sin embargo, en cada viaje el objeto parecía estar quieto con respecto a algo. Lo miré de vuelta. Sus inscripciones parecían sonar en mi mente, con una voz cadavérica.

-¿Zona Futura?- dijo la voz, que se disipó al llegar a mi oído real la voz del remisero.
-Ahora estos los van a cambiar, van a poner GPS, ¿vio? Asi si andamo medio desorientados podemo saber la altura, las calles, todo, ¿vio?

La pregunta estaba servida. Iba a hacerla, pero no me dio el cuero y dije, por decir algo.

-¿Y el oficio? Otra vez, la máquina embrutecedora que reemplaza al hombre bobo. Ahora pueden tener más Nada en su cerebro.

Ahi me di cuenta que el remisero estaba desorientado, ergo, un poco ofendido. Había dejado pasar la oportunidad de hacer La Pregunta, pero el silencio incómodo de 15 cuadras me dio algo de coraje. La iba a hacer, como la pensé siempre. Textualmente.

-Y... ¿Para qué sirve el coso ese?- dije con un hilo de voz.
-¿Esto? Un aparato de eso satelitale, ¿vio? Ahora parece que los van a cambiar parece. Se lo venden a Pasocar. Quieren poner de esos que te dicen la calle, la altura, todo.
-Pero, el que está ahí, ¿si no es un GPS para qué sirve?- mi ansiedad por conocer la Verdad me llevaba al borde de un ataque de nervios. Yo intuía alguna importancia cósmica en el aparato.
-Eso le sirve a la empresa para saber donde estamo pero a nosotro no no sirve. Hay un solo loco que no quiere que lo cambien por el ma nuevo. Uno solo
-¿Y qué quiere el tipo ese? ¿Por qué habría de criticar el Progreso?- pregunté tratando de recabar información. El tipo se pasó mi casa de largo.
-Un crestiano de barrio Villa Primera, creo. Maneja un remí verde manzana. El único Fia Siena verde manzana da la ciudá
-Ahá, ehm... bueno, me bajo acá- el tipo clavó los frenos toscamente.
-¿Dónde?
-Acá nomás, por el baldío. Cuánto le debo
-Diecisiete

Le di veinte, dije gracias, guarde el cambio y buenas noches y me alejé caminando. Ese Siena verde manzana...

Al día siguiente la calle se presentaba intransitable por el barro. Es una risa, pensé. Si vas al centro está todo lavadito con la lluvia, y acá es un asco el barrial que se hace ¡Qué barbaridá! Con la cabeza llena de preguntas caminé hacia la parada del 43, este bondi era lo más Místico que conocía hasta entonces.

Al llegar a la parada, un tipo me miró de reojo.

-¿Petardo Maracaná?- Lo miré asustado
-Soy yo..
-¿Te creés capaz?
-No entiendo- estaba a punto de echarme a correr
-Ya sé que no entendés, pero no quiero perder el tiempo con un gil.  Respondeme con sinceridad.

Inmediatamente entendí de dónde había salido este tipo, ¿pero cómo?

-Me creo capaz, o al menos me interesa bastante... ¿Vos no vivís por Villa Primera?
-Vamos

Ese fue mi primer encuentro con Rómulo, el dueño del Siena verde manzana.

La casa de Rómulo se presentaba desprolija y sucia. Había cacharros viejos por todos lados y algunos mapas que no parecían de este mundo. En una pantallita vi algo que me dejó helado.

"Encontrar a Petardo Maracaná, 14:35, parada del 43"

-¿Qué pasa acá?
-Puse un detector de Elegidos en cada parada del 43. Como el 41 se la come, pensé que un verdadero Mesías se tenía que tomar el 43 y nada más.
-Pará, no quiero que esta saga se convierta en una mierda cliché de Elegidos y paradojas... Paradoha.
-Te cabe porque el tema da para eso, el andamiaje de la saga ya está hecho... Andamiahe.
-Bueno, explicame más.
-Bien, básicamente, lo que tenés que saber es que los aparatitos de los remisses tienen un portal interdimensional. Como sabés, el universo es algo complicado, casi indescifrable. Todo se mueve. El movimiento es relativo, vos estás quieto, pero te estás moviendo a una velocidad descomunal junto con el planeta, por ejemplo. Bueno, para activar estos portales tenés que lograr que el aparato del remís quede quieto, quieto de verdad. Contrarrestar ese movimiento, en sentido contrario y a la misma rapidez. Lograr que el aparatito quede quieto con respecto al centro de masas del Universo.
-Guau, yo sabía que había algo groso acá ¿Para qué nos puede servir, además de para ser turistas de agujeros negros?
-Lo que podés hacer con ellos... Es lo que tenés que entender. Yo descubrí el propósito de estos aparatos luego de varios viajes, pero estoy viejo para llevar a cabo la misión. Es complejo. Yo no puedo decírtelo. Yo ya estoy condenado a ser el único mortal que no puede cumplir la misión. Jamás seré un viajero del tiempo, puedo llevarte y traerte, pero no puedo hacer nada que influya en Los Hechos. Estoy condenado a ser un TACHERO del tiempo.

No me importó en lo más mínimo ¿qué misión ni misión? Tenía en mis manos algo espectacular. Si mi gato puede jugar con los cables del teléfono sin saber para qué se usa un teléfono, ¿por qué no podía yo hacer turismo interdimensional?. Eso pensaba. Eso creía...

Comencé a revisar la casa en busca de pistas. Rómulo vagaba por el living moviendo la cabeza como un muñequito de luneta. Era, luego supe, un tic muy recurrente, pero sólo cuando estaba en el living. No encontré nada llamativo en los muchos estantes abarrotados de objetos ínfimos, ni entre los libros. Ni siquiera el enorme póster de Norbert Degoas me decía algo.



Muñeco de luneta 


Rómulo me había advertido de la imposibilidad de compartir su sabiduría conmigo. Él, un simple (¿simple?) chofer por culpa de algún infortunio cósmico, me había introducido a una misión enorme que no podía darme a conocer, me había llamado Elegido y me había encontrado con un detector que Dios sabe como funciona.




-¿Cómo funcionan esos detectores?
-Ni idea- dijo quitándole importancia-. En una wiki perdida encontré el plano y los armé. Se hacen con redstone...
-Me caés bien.
-Me alegro. Me vas a tener que soportar desde el asiento de atrás.
-Tirame un norte. ¿Cómo que no me podés decir para qué misión me estás reclutando?
-Y... Eso dije antes de que te pusieras a pensar que deducirlo por vos mismo implicaba pensar y alargar mucho el update. Vos sos el que escribe, haceme decir otra cosa.
-Dale.
-En realidad te estaba jodiendo cuando lo dije. No podía dejar pasar la expresión "tachero del tiempo". Sonaba lindo.
-Va bien.
-Y, sí. Igual voy a ser sólo eso: tu chofer. Porque si yo resuelvo todo no hay saga, y nos quedamos sin forma de despertarle las ganas de escribir a estos muchachos. Durante el Cotton algo se pusieron las pilas.
-Genial. Decime qué tengo que hacer allá en la otra dimensión.


Acá comenzó de vuelta con su tic de muñeco mueve-cabeza (aunque para uds. lectores virtuales programados en Pascal para leernos, el chabón NUNCA había parado de hacerlo)*.


-Primero tenés que llegar. Yo te puedo llevar, pero no es tan fácil como abrir la puerta del auto y que te lleven. Necesitás entrenamiento físico y experimentar algunos viajes... De otra índole... Una vez resuelta la etapa de preparación nos piramos a la dimensión donde Nestor no sólo se hace pasar por muerto sino que TODOS saben la verdad pero no pueden encontrarlo y está visto por la opinión pública como un GANADOR. El nivel de depravación e incoherencia de ese mundo tiene una relación matemática con el de nuestra realidad. Bajar un poco los niveles de ese mundo tiene, entonces, un efecto limpiador sobre las aberraciones del nuestro.
-Pará pará. Sos un chanta. Ta bien que yo quiero darle un electroshock al NDI pero me estás bolaceando banda. Primero, lo de "aberraciones" surge de construcciones sociales que (Yugular se está mordiendo la lengua con todo lo que podría haber fundamentado en este paréntesis y se la tiene que morfar porque el update lo escribo YO), y segundo que bien podríamos arreglar esta dimensión en lugar de otra que influye según una relación arbitraria inventada por mí para poder hacer el update.
-Ya fuee, massssomeno...



Massomeno

-Posta, se va a la mierda. Al menos podemos aplicar la Escuela Massomenista al tema de las construcciones sociales y blá blá. Pero ¿y la necesidad de irnos de viaje por el universo en lugar de arreglar el planeta que ya tenemos a mano?
-Tenés menos vuelo que una lombriz de tierra, pebete. Vamos a arreglar todo desde una dimensión donde vos tenés MUCHO poder. De ahí la necesidad del detector de elegidos. Hay una constante en cualquier dimensión. Ya lo postuló el Negro en alguna tira de Inodoro Pereyra: "Todo cuerpo sumergido en el poder más de un día se corrompe". Lo que vamos a hacer es usurpar la identidad del Petardo Maracaná corrupto y poderoso de otra dimensión, que vamos a llamar Cosmos2. Ahora estamos en Cosmos1 ¿se entiende? Y vos vas a obrar por mejorarlo. No se sabe qué tenés que hacer. Lo que sí tenemos es un objetivo en la mejora para Cosmos1. Vos vas a obrar sobre Cosmos2 lo suficiente como para que en Cosmos1 LEIVA y el CHINO GARCÉ se queden en Argentina. Eternamente...

 ------------------CONTINUARÁ------------------





Hasta acá llegó mi creatividad. Lamentable, pero sí. Hay óxido. Al que la siga se la dejo bien freestyle, sin opciones ni votación. Hagan lo que pinte pero siganlá. Cambio y fuera.




*Prometemos la corrección de algunos bugs en breve...

martes, 1 de mayo de 2012

Hambre De Gol: Crónicas del Fútbol Real


Por Carlos Pazzuti
Periodista Deportivo enviado del NDI

Una vez más me encuentro aquí, en el verde (concedámosle graciosamente este adjetivo al barro ocasionalmente interrumpido por breves matas de césped amarillo y languideciente que conforma la superficie de la cancha donde me encuentro) césped de la cancha del glorioso, histórico Club Atlético Finisterre de Villa Randazzo, emplazado en el corazón del barrio que le da nombre a esta ilustre institución, en la intersección de las calles Cabamaba y Krieger Vasena, en algún lugar del Gran Buenos Aires (amaría darle más detalles pero no pude hacer más que rezar en el trayecto, mientras el colectivo aceleraba para escapar a las piedras y cohetes tierra-tierra con los que los habitantes de barrios adversos acostumbran recibir a estos vehículos). Una vez más me trae aquí el deber y placer de acercarles nuestro verdadero fútbol, el fútbol en que los habitantes del País Real se disputan día a día y sin escatimar sudor, sangre o disparos de armas de guerra, el pedazo de gloria que les corresponde por derecho. Sin más preámbulo les traigo otro apasionante derby de la Primera E: C.A. Finisterre vs. Deportados Unidos de Reynaldo Bignone.

Qué poco podría decir sobre la rivalidad entre estos dos clubes sin remontarme a la rivalidad entre los barrios de los que provienen. Algunos dicen que comenzó simplemente por la cercanía entre ellos: ni siquiera quienes han vivido toda su vida en alguno de estos dos barrios sabe delimitar con precisión donde comienza uno y termina el otro, lo cual lleva a que la elección de a qué barrio pertenecer queda a cargo de cada persona (¿no hace esta autodeterminación aún más apasionante la pica?). Otros señalan otras razones: ya desde su remoto surgimiento (fines del 2001), ambos barrios se disputan la posesión del récord de desarmaderos sobre metro cuadrado (censistas que trataron de zanjar la disputa mediante el simple conteo aún hoy alojan recuerdos de plomo en sus piernas, que los remiten a aquella proeza cada vez que intentan caminar). También se disputan el nacimiento del héroe local: Jorgito "Peludo" Sosa, que con sólo dos años recién cumplidos asaltó un camión blindado y huyó con el botín. Más allá de las polémicas, lo cierto es que, a pesar de que ambos barrios se fundan en fraternal abrazo que los confunde en uno solo, sus habitantes sólo imitan esta actitud cuando desean apuñalar la espina dorsal de su contraparte.

Sea como fuere, es lógico que la pica se haya trasladado, con los años, a los clubes máximos de ambos territorios. Ya antes de pasar al profesionalismo, ambos clubes se batían a duelo en la plaza que une ambos barrios. Cierto es que no habían camisetas y que la disciplina en la que se batían era bastante menos similar al fútbol que a la lucha grecorromana/cacería con armas largas; no por eso le haremos el juego a los cagatintas elitistas del Fútbol Argentino que, por el simple hecho de que ganara quién menos decesos y no goles sufría, quieren restar validez a esos encuentros. Ambos equipos, de cualquier manera, viven ahora en la realidad del Argentino E.

Finisterre ha mantenido sus cinco años en la categoría con decoro, con un promedio exacto de un punto. Sus 68 socios viven cada victoria de su plantel como una fiesta, cada empate como una vibrante travesía y cada derrota como una pequeña, pero no por eso menos destructiva, guerra civil (¿podemos culparlos por su pasión?). Cada día acuden a la cancha a honrar el sacrifico de los jugadores que, tras llegar cansados de sus trabajos diurnos o sus balaceras con la Federal, dejan el alma en el potrero para defender sus colores (que en algún momento fueron el bordó y el blanco, pero ahora el tiempo y las tarifas de las lavanderías han confundido en un apagado rosa). Este humilde cronista, que tiene a su cargo cubrir la campaña de esta escuadra, no puede ni quiere ocultar su simpatía ante los muchachones de Villa Randazzo.

Deportados Unidos cuenta con un derrotero (nunca la palabra ha sido tan correcta) similar en el Argentino E. Tras años de afianzarse en la categoría, luchando por cada pequeña conquista (primero una cancha, luego instalaciones sanitarias para la misma (una letrina), luego el cese a la imposición de la presencia de un cordón policial que rodeara la cancha para escoltar a los jugadores y aficionados de vuelta a sus respectivos penales al final del encuentro), y hoy suena fuerte para campeón de la categoría. Cierto es que hoy se disputa la primera fecha y que no hay absolutamente ninguna razón para conjeturar que este año será el año de Deportados, pero mi contrato me obliga a vertir una cantidad mínima reglamentaria de humo en cada nota.

Este encuentro carga con el agregado de que se decide quién pasa al frente en el historial: en 8 partidos disputados, el marcador da cero victorias para Finisterre, contra las cero de Deportados (cabe aclarar que ningún partido ha llegado a cumplir el tiempo reglamentario, casi siempre interrumpidas por la invasión de los hinchas en el campo de juego y la incineración de instalaciones y personas).

Todo nos conduce a éste momento: sentado en la tribuna (que nadie, y no los culpo, ha querido ocultar que está hecha de asientos de colectivo, al punto que una pared lateral descascarada arrancada del vehículo aún da sombra a los hinchas), me dispongo a observar este encuentro, que no promete sino emoción y fantasía.

Ya salen a la cancha los equipos: el primero es el local, Finisterre. El uso de la palabra "salir" me ha sido discutido por otros periodistas (pues en realidad no existe un vestuario de donde salir sino que los muchachos ingresan al terreno de juego saltando con cautela los alambrados que lo rodean), a lo que yo respondo ¿por qué negarle algo tan pequeño como un verbo a un equipo grande (no en socios, ni en instalaciones, ni en logros deportivos, lo admito; pero sí en corazón)? ¿Sólo por su humildad, por su falta de prensa, por su abnegada insistencia en un fútbol que muchos apartan por deslucido y falto de fantasía? No señores, no lo admito, no voy a permitir el atropello de la prensa elitista. Qué vengan y prueben el Fútbol Real. Forros. Repito entonces a voz en cuello: SALEN A LA CANCHA LOS EQUIPOS.

Los guerreros de Finisterre pisan su tierra santa y el sol de la tarde baña sus cicatrices, crestas y tatuajes (todos ellos tienen uno que representa simplemente cinco puntos, cuatro alrededor de uno: ¿será este dibujo, símil al de un dado, una complicada metáfora que alude al azar, inevitable condimento del fútbol?). Al frente el DT, Modesto Rocavanti, a cargo de la conducción técnica desde el paso del club al profesionalismo. Detrás de él, el resto del plantel: entre ellos vemos al portero Sosa pegarle un trago a una botella cortada antes de ingresar, al mítico defensor Castelo que se encuentra en su plenitud física y deportiva a pesar (¿o "con la ventaja"?) de sus 47 años, a"Pastrami" Filipo (famoso por ser capaz de pronunciar únicamente la palabra que da nombre a su apodo, tras haber frenado una bala calibre chico con el parietal en sus mocedades), a la joven promesa, el delantero Alberto De Lázzari, que se estrena en este encuentro con la la chapa de su apodo, "El Hombre Gol" (algún malintencionado da a entender que este mote se debe a la marca de coche en la que especializaba laburando en el desarmadero de su padre; a este cronista no le consta la veracidad de esta injuriosa calumnia) y, finalmente, la leyenda del Finisterre, capitán indiscutido y auténtico Hombre de Fútbol: el "Mago" Anguita.

Ahora sale a la cancha Deportados Unidos: este cronista no quiso, por más que pudo, conseguir la formación, pues los nombres son difusos hasta para los mismos jugadores (no olvidemos que la mayoría de ellos no poseen documentos o se niegan a revelar su identidad por temor a Inmigración). Conocemos, sí, dos grandes nombres: el Director Técnico, el "Tiburón" Cardozo (que sostiene con su colega Rocavanti una rivalidad que se remonta hasta tres generaciones atrás, cuando sus abuelos se trenzaron en una pelea a puñal limpio tras una discusión sobre si el primer single de Prince había sido "Soft and Wet" o "I Wanna Be Your Lover") y la más reciente adquisición del club, el delantero namibio Zsé-Zsé Gabor: un imponente morocho de dos metros once centímetros, generoso físico y nulo conocimiento del idioma. Recordemos que el Presidente del club logró comprar su pase a cambio de la revelación de las tecnologías de la Rueda y la Alfarería a la tribu de Gabor, indudablemente un gran trato (que generó además impensadas consecuencias políticas en África: la tribu de Gabor se defendió con carros llenos de vasijas ante el ataque de una tribu vecina y fue brutalmente masacrada).

La difícil tarea de arbitrar el encuentro corre a cargo del Comisario Renalde, sus asistentes son dos cabos que, como es costumbre en esta división, portan el uniforme y las armas reglamentarias. Los capitanes van hacia el medio, se saludan, eligen cara y ceca y el pito lanza al aire la moneda. Antes de terminar su vuelo y regresar a su palma, la moneda ya ha desaparecido: es común en esta división que, para agregar una cuota de merecimiento a la elección de lados, esta responsabilidad sea dada no a quien acierta sobre la moneda sino a quien puede arrebatarla primero. El "Mago" Anguita, haciendo gala de las destrezas que le costaran sucesivas condenas en el pasado, ha obtenido el cobre, y es galardonado con la elección. Elige el arco opuesto al que está emplazado a pocos centímetros de una profunda zanja: sabia elección que refleja su experiencia en la categoría. Todo está listo. ¡Arranca el partido!

1': Archimio, el jóven centro-half de Finisterre, saca del medio y juega hacia atrás con Castelo. Éste, condicionado por el entrenamiento de choques eléctricos que ha recibido en el Asilo de Arkham, cede ante su reflejo instintivo y revienta la pelota hacia el infinito. Saque de arco para Deportados. Comienzo impreciso.

5': Deportados tiene la primera chance. Un mediocampista malicia que el portero Sosa no se encuentra en su momento más lúcido (lo engancha in fraganti poniendole más Vittone a la botella cortada que ubica al costado del palo derecho) y remata desde la mitad de la cancha. Sosa, alarmado, se tira estirándose espectacularmente: esfuerzo malgastado pues la pelota se va, levemente desviada, a unos veinte o veinticinco metros del palo izquierdo.

13': Primera polémica. El juez de línea, el Cabo Garrido, pita offside cuando el joven De Lázzari se escapaba sólo para encarar al portero de Deportados tras una magistral asistencia-despeje por parte de Basilio "Navaja" Narvaja, pilar defensivo de Finisterre. El DT Rocavanti protesta que el delantero estaba en la misma línea y su contraparte Cardozo responde gritando "Vos sí que sabes de líneas". Rocavanti, herido en su orgullo de merquero discreto, se toma las partes bajas y responde a viva voz a su eterno rival haciendo referencia a un encuentro carnal pasado con la prima del mismo, con una frase de la que sólo puedo, por pudor, reproducir las últimas palabras: "...la zanja como una trinchera". Cardozo intenta abalanzarse sobre Rocavanti y el partido es detenido.

14': Los jugadores no se enteran de la detención del partido y prosiguen las acciones como si nada mientras vuelan golpes en los bancos. La joven promesa Zsé-Zsé Gabor corre una pelota por el lateral derecha cuarenta metros haciendo gala de una velocidad contra la que los jugadores de Finisterre no pueden hacer nada. Llegando al final de la cancha, cuando todos esperan el centro, el delantero sigue su marcha cruzando la línea y diez metros más lejos se arroja al suelo: Queda claro sólo entonces que estaba persiguiendo una liebre perdida que irrumpió en el campo de juego. Previo despellejarla, comerla y ponerse la piel en la cabeza a modo de elegante bonete, acto que es bien visto en su tribu natal, Gabor vuelve al terreno de juego. Cardozo le recrimina este error haciéndole saber a la vez de sus expectativas en cuanto al rendimiento y al juego con un casi cariñoso "NO, NEGRO DE MIERDA, NO!" (el monosílabo parece ser la única palabra que el africano entiende).

17': ¡GOL! DE FINISTERRE, VAMOS LA CONCHA DE LA LORA, VAAAAAAAAMOOOOS!!!! COMAN PIJA MANGA DE FORROS!!!! YOOOOO, SOY DEL FINI, ES UN SEN- Ehm. En una magistral jugada, el "Mago" Anguita aprovecha la distracción de un rival y tira un magistral caño que no se concreta, pero rebota en las piernas de tres jugadores y termina por obra del destino en las piernas del jóven De Lázzari, que saca un exquisito remate de zurda que se estrella sonoramente en el Travesaño (no en la parte del arco sino en el "Travesaño" Cogonza, mítico defensor de Deportados conocidos por su confusa identidad sexual) y entra al arco. La hinchada se funde en caluroso festejo y hace vibrar sus gargantas coreando el festejo de De Lázzari, que dedica el gol a su padre, que en paz descansa (es narcoléptico y ha caido en brazos de Morfeo en medio de la popular).

---CONTINUARÁ---

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