viernes, 27 de mayo de 2011

Las Google-Aventuras de Falcon Ford, para niños de todas las edades (18+)

Deliranoide. Estaba por todas partes. Cuando me desperté, habia deliranoide por todas partes. Intenté incorporarme, pero sentí el cuerpo completamente tieso. ¿Qué era ese ruido detrás de mi cabeza? peto el feto gadorcha, la resaca era impresionante y sentía que me atravesaban los ojos con escarbadientes celtas.

Estaba en una cama, eso era seguro. ¿En la cama de quién? No era la mia. Estaba solo en la cama ajena. Traté de hacer memoria, no sin que un dolor me atravesara la frente.

Era la cama de Cotonn Porn Kostenlos, un magnate griego que había hecho su fortuna reinvirtiendo la ganancia que sacaba de convertir maíz a combustible para cohetes en la industria automotriz, para luego reinvertir la ganancia en comprar tierras que no eran de nadie y componer los himnos de los países que él mismo creaba. Cotton Porn Kostenlos era un artista frustrado.

¿Qué hacía yo en la cama del magnate griego? Otro ramalazo de dolor celta en la frente. Estaba buscando información. Las pistas del Consultorio Cipas Mar del Plata me habian llevado a Kostenlos. Y me habia recibido. Busqué en mi memoria las horas mas tempranas de ese mismo dia.

"Hola Detective Ford", me habia dicho en la puerta.

"Es un placer, Sr. Kostenlos, pero me temo que la razón de la visita no le agradará."

"Se trata otra vez de esos chinos con negros?"

"No, señor Kostenlos. Esto es más grave aún. Verá, estuve haciendo unas averiguaciones en un barsucho de mala muerte acá a la vuelta, y me mandaron a los consultorios Cipas..."

Entramos en la casa, mientras yo continuaba hablando.

"Cuando llegue a Cipas estaban todos muertos. Alguien los golpeó hasta matarlos con una historieta de cristobal colon."

Kostenlos se vio perturbado. Giró y me miro. Estabamos en la Biblioteca.

"Particular asesinato..."

"la persona necesita razones para vivir"

"¿Qué?", preguntó Kostenlos.

"Usted sabe a lo que me refiero, Kostenlos. Hace 20 años, en su Grecia natal."

"sesopueto"

"EXACTO", repliqué.

Kostenlos se tomó el pecho, recordando. El asesinato que se habia perpetrado en Cipas era idéntico a una causa pública con la que se habia vinculado el magnate que delante mio se estaba tomando el pecho y que habia sido vinculado a una causa pública con la que se habia vinculado previamente al magnate que 20 años despues se tomaría el pecho delante mio.

Las coincidencias no existen. Tampoco existe TENEME QUE LO MATO.

"Es historia pasada, Detetive Ford. Deje a los muertos tranquilos, que se ensuciará las manos"

"No solo las manos", repliqué. "Tambien me voy a ensuciar el bigote y este hermoso overál que me tejio mi gran madre. Pero todo lo que se necesite para alcanzar la verdad."

Luego habia una escena perdida. Y entonces yo estaba en la cama.

"KOSTENLOS", grité.

Silencio total.

Me levanté de la cama. La habitación parecía sacada de Pánico y Locura en las Vegas.


Empecé a dar vueltas en la habitacion y me di cuenta que se me habian acabado los terminos en google que no eran lo suficientemente comicos como para tapar lo grosero que traían, y que abundaban las degeneraciones clásicas de la gente que termina en nuestra página.

"ME CAGO EN VOS ANARQUÍA"
, grité a todo pulmón, sin saber quién era Anarquía o de qué carajo estaba hablando.

Kostenlos tenia que estar cerca. No recordaba que me hubiera golpeado. Quizá me habian puesto algo en la bebida del bar del update anterior. Quizá me habia golpeado con el candelabro en la biblioteca, el mayordomo.
Estaba todo confuso, ni siquiera habia dado una descripción completa de la habitación, para empezar.

Era una 20x14, una cama de dos plazas con las colchas corridas, almohada cómoda comprada vía internet. Mesa de luz familiar, Crimen y Castigo junto a la lámpara. Colgaban cuadros de las paredes; habia un modular llena de ropa de algodón que debia ser lavada cuando suciedad deviniera en ella. El color de las paredes era blanca. Blancas estaban las nubes que veia desde dentro, hacia afuera, en el cielo, azul, con comas,. Las persianas estaban levantadas completamente. Una puerta de madera decoraba el marco de la puerta, que quedaba sospechosamente ajustada, limitando de esa forma la madera que convenimos en denominar, "puerta", coma, punto para traspasar paredes solidas de madera concisa. Un reloj victoriano ocupaba una esquina, marcaba las 2.14 de la tarde, y yo concha que hacía ahi, me estaba perdiendo Intrusos.

Sali por la puerta desenfundando mi arma reglamentada, un sacacorchos chileno, souvenir de mis excursiones en los Andes. Mi revolver me fue quitado cuando joven disparaba antes de preguntar. Mis interrogatorios eran mayoritariamente infructuosos.

"KOSTENLOS", llamé, atravesando el umbral de la puerta.

Un
El Tobogán De La Suavidad de Dady Brieva salió disparado desde la esquina al oeste. Si no me hubiera agachado, no pasaba la prueba de la blancura.

"No me atraparás vivo, Ford! Nunca sabrás dónde está escondido el Chapulin!"

"De qué hablás, Kostenlos? Esta bien que es humor delirante pero despues se nos quejan que somos incoherentes", le dije, molesto, desde dentro de la habitación.

Un silencio reflexivo. Parece que había hecho mella en el magnate.

Un grito desde el pasillo.

"PUTO".

Mella los huevos. Salí y le disparé con el sacacorchos. Le di en el hombro. Cayó sobre sus espaldas. Corrí por el pasillo y lo tomé de su caro traje, interrumpida ahora su anterior pulcritud por tremendo corchaso.

"Qué Chapulin? De que hablas, Kostenlos?"

El griego, pelilargo, fauces entreabiertas, ojos gris avellana, pelo castaño, boca tensa, calvo, ojos celestes, mirada tensa. "Nunca sabrás nada."

"la sabiduria vs tecnologia", le dije. "Tu o yo, viejo." Lo arrastré hasta la escalera, una escalera de incomnensurbarles escalones. Amenacé con arrojarlo.

"No me mates, Ford. ¡Tengo algo que te será útil en tu búsqueda del Chapulin!"

"No pienso matarte, Kostenlos. Dame la información que busco."

"Toma", dijo, mientras me tendía fotos de chinos negros

"Eso no está ya en el Update?", le pregunté.

"NOOOOOO", gritó mientras se soltaba y caía por la escalera.

Corrí hacia abajo. El cuerpo se hallaba en el entrepiso. Si se me moria alguien mas me iban a reemplazar la insignia por un cartelito de brillantina. Agité a Kostenlos. Todavía vivía.

"SOY TU PADRE", me gritó en la cara -innecesario, lo tenia a centímetros-, se puso de pie y se arrojo por la otra escalera.

Corrí hacia abajo. Estaba muerto.

Llamé a la policía, y mientras me iba, observé con horror un cuadro en la pared.

"los cuatro del altiplano - los refranes". Y en él, estaba Kostenlos, tomando del hombro a un pequeño, que resultaba ser yo, de niño, de pequeño, cuando purrete. Junto a mi, estaba el Chapulin colorado, con una peluca violenta. Y un cuarto hombre. Los cuatro sonreían a la cámara.

¿En qué me habia metido? ¿Qué era todo eso?

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